Para la tristeza, hay un remedio que dulcifica. No la elimina, porque la tristeza merece su espacio y es necesario que transite por nosotros. Ahora bien, cuando te adentras en un bosque de hayas, su atmósfera mágica, de encantamiento, ......resucita la alegria. La sientes cuando se acaba el recorrido y regresas a la cotidiano.
Las palabras y fotografía son del fotógrafo Antonio de la Fuente Posado
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