Pero Dios nos hizo seres sexuados y le pareció que estaba muy bien. Cuando después de los siete días de la creación miró a las personas que acababa de crear, le parecieron muy buenas.
La sexualidad forma parte de lo más hermoso de la vida y todos la ejercemos de una forma u otra. Los matrimonios por supuesto y de ahí nace la vida. ¿Cómo no hablar de esto si fue la causa del nacimiento de nuestros hijos? Los sacerdotes, monjas, frailes… no renuncian a su sexualidad. A lo que renuncian es al ejercicio de la genitalidad. Los solteros, viudas… posiblemente no viven la sexualidad como un ejercicio para dar vida física a una nueva persona, pero sí la viven en su propia vida, porque sin sexualidad nos convertimos en seres amorfos que renunciamos a lo hermoso que Dios ha creado en nosotros.
Por eso no temamos a la sexualidad. Usémosla para ser más nosotros mismos, para sentirnos felices, y cada uno debe ejercerla como lo que es. Puede haber hombres que se sienten mujeres y viceversa. Ellos también deben vivir según sus sentimientos. Han de vivir como lo que son o sienten. No es antinatural, lo antinatural es romper con lo que tienes y sientes en tu interior. Amigos disfrutemos de nuestro ser.
Huellas
