viernes, 30 de septiembre de 2016

ANTÍDOTOS CONTRA EL MIEDO (1)





El miedo es ese compañero de viaje que puede ser nuestro amigo y mejor aliado o el enemigo más cruel, capaz de mantenernos atrapados en una cárcel sin puertas e interponerse entre nosotros y la realización de los sueños, objetivos y metas que tenemos.


Cuando aparece en nuestra vida como amigo, el miedo es una respuesta que tiene un valor biológico necesario para la supervivencia, supone una activación que pone en marcha un conjunto de respuestas que podemos utilizar ante las situaciones que vivimos como amenazantes. Nos avisa del peligro y enciende las luces de nuestras capacidades y potencialidades para que podamos ponerlas en funcionamiento y movilizar nuestros recursos.
 Digamos que es el despertador de nuestras defensas, así como el dolor nos avisa de que en el cuerpo algo requiere atención, el miedo nos moviliza para estar alerta. Si nos rompemos un brazo y no sintiéramos dolor, no iríamos al médico para que nos pusiera una escayola, del mismo modo si no tuviéramos miedo, podríamos acercarnos al borde de un precipicio hasta el punto de arriesgar demasiado y caer.



Como enemigo, el miedo es el peor de cuantos podemos tener, se cuela por los rincones de nuestro ser, invade la intimidad dejándonos pasivos, nos vampiriza manteniéndonos atrapados, cogiendo cada vez más poder y tomando más dominio en nuestra vida. Cuanto más crece más nos limita, cuanto más poder le damos, más aniquilados nos mantiene.

¿CÓMO SABEMOS SI NUESTRO MIEDO ES AMIGO?

El desencadenante del miedo amigo es la percepción por nuestra parte de una amenaza real o imaginaria a nuestra seguridad, integridad, salud y bienestar tanto físico como psicológico. El miedo es aliado cuando existe una adecuación en cuanto a la intensidad entre lo que sucede en nuestra realidad y el miedo que tenemos. La intensidad puede ir desde un ligero malestar o cosquilleo en el estómago hasta el pánico en su grado más extremo, al que se une la sensación orgánica de que el mundo se va a acabar y todo quedará destruido.
 Si la valoración de las circunstancias que vivimos es ajustada, el miedo será directamente proporcional y se convierte en un recurso adaptativo que nos reporta la energía suficiente para enfrentarnos a esa realidad y  protegernos ante el peligro.

El miedo que se convierte en nuestro enemigo, tiene que ver con la valoración desproporcionada que hacemos de lo que nos sucede, otras veces con las anticipaciones negativas o catastrofistas respecto a eventos futuros. 


Nos asustamos porque llegamos a creer que todo ese repertorio de pensamientos destructivos se hará realidad, en ese momento le abrimos la puerta al fantasma del miedo que poco a poco generaelementos bloqueantes de iniciativas, sentimientos, ideas y decisiones que acaban inhibiendo nuestra riqueza vivencial y comenzamos a sufrir gratuitamente. Lo visualizamos como un fantasma que está detrás de nosotros dándonos cocotazos y envenenándonos permanentemente, miramos pero no lo vemos, solo cuando nos decidimos a mirarlo a la cara podemos quitarle su sábana de fantasma y mirarlo a los ojos, entonces, el miedo está perdido.

Un antídoto para vencer al miedo es conocerlo.

Algunas preguntas que te pueden ayudar a desenmascarar al fantasma de tu miedo:

¿Qué te dice tu miedo?, ¿De dónde viene y a dónde va?, ¿Para qué lo necesitas en tu vida?, son algunas de las preguntas que te pueden ayudar a identificarlo.

 Lo que deseas está al otro lado del miedo

María Guerrero escusa, psicoterapeuta


jueves, 29 de septiembre de 2016

LA AMISTAD



Una vez leímos que “la amistad es un mismo sentimiento pero en dos cuerpos” y nos pareció una idea preciosa. Cuando dos amigos se quieren de verdad lo sienten en el cuerpo dando igual donde esté cada uno. Para la amistad no hay distancias y cuando piensas en el amigo es como si saliera el sol.

El cariño que fluye en esa amistad es el mismo que Dios nos tiene y por eso cuantos más amigos tengamos más crece el amor de Dios en el mundo. En los ENS somos un montón de personas que nos queremos, con lo que al reunirnos y aumentar nuestra amistad estamos haciendo que el amor de Dios crezca y se vea en el mundo.

Solo el hecho de asistir a nuestras reuniones generales ya es una labor de evangelización continua, así que pronto volveremos a vernos y a trabajar en esa evangelización.

Este verano se han  ido Rafa y Efrén. Dos más en el cielo que están pidiendo por nosotros.

Un abrazo

Huellas

miércoles, 28 de septiembre de 2016

MENSAJE DEL XXXVI CONGRESO DE TEOLOGÍA


Del 8 al 11 de septiembre de 2016 hemos celebrado el 36 Congreso de Teología, que ha reunido a personas y colectivos procedentes de los diferentes continentes, pueblos, culturas y religiones para reflexionar sobre el tema "Migrantes, refugiados y fronteras: de la exclusión a la hospitalidad". En él han participado activistas sociales comprometidos en los campos de refugiados y en las zonas fronterizas, que han aportado sus experiencias. Nos han acompañado representantes de pueblos oprimidos y olvidados. Hemos contado con especialistas en relaciones internacionales, procesos migratorios, trata de seres humanos, teoría de género, así como con teólogas y teólogos, que han hecho análisis críticos de la situación y han ofrecido interpretaciones liberadoras de los textos religiosos.

1. Existen en el mundo 200 millones de personas migrantes, 60 millones de desplazados, 20 millones de ellos refugiados y 40 desplazados internos, y 4 millones de víctimas de trata. Las personas más vulnerables son los niños, las niñas, mujeres, gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, intersexuales, sometidos a todo tipo de vejaciones: acoso sexual, agresiones físicas, trata de personas, tráfico de órganos, trabajos forzados, prostitución, violencia de  género. Son personas sin nombre, sin cara, sin identidad reconocida. Viven una soledad social, política, moral y jurídica. Se les niega la dignidad y el derecho a la vida, como demuestran las miles de personas muertas en el legítimo intento de atravesar las fronteras.

2. En expresión de Francisco, estas personas son consideradas "'población sobrante", producto de la "cultura del descarte", que nos vuelve incapaces para compadecernos ante los clamores de los otros. Son víctimas de un sistema basado en el Dios Dinero, del capitalismo perverso y de la acumulación mafiosa del capital. Quien se beneficia de esta situación es una elite político-económica, patriarcal, colonial, racista y antiecológica, que pone en marcha tres grandes negocios: el de la seguridad, el de la economía política de las migraciones y el de la gestión de las personas en movimiento.

3. A pesar de las discriminaciones que sufren, las mujeres inmigrantes, refugiadas y desplazadas demuestran una gran capacidad de resistencia, resiliencia  y empoderamiento.

4. Los países de acogida son, en su mayoría, países del Sur, mientras que la mayoría de los del Norte cierran sus puertas a cal y canto, protegen sus fronteras con vallas, concertinas, policías y fuerza militar, niegan el derecho de asilo, siguen políticas equivocadas de seguridad, incumplen los protocolos internacionales y sus propios compromisos, y no demuestran voluntad de acogida.

5. La insolidaridad de los Estados del Norte contrasta con la solidaridad que demuestra una parte importante de la sociedad, que adopta actitudes de hospitalidad, y con el trabajo de los movimientos sociales, organizaciones no gubernamentales y personas cooperantes, que colaboran en los campos de refugiados y en las fronteras.

6. El papa Francisco está adoptando actitudes ejemplares de acompañamiento y acogida, al tiempo que denuncia la hipocresía de los gobernantes y de los poderes económicos y financieros europeos. Dirigiéndose a ellos en su visita a Lampedusa pronunció la  palabra "vergüenza". A los parlamentarios europeos les dijo que no es tolerable que el Mediterráneo se convierta en un gran cementerio ni que se niegue acogida a quienes llegan a diario a nuestras costas, muchas veces muriendo en el intento en las barcazas. Actuar de esta forma es negar su dignidad y favorecer el trabajo esclavo.

7. La actitud hospitalaria del papa contrasta con la insensibilidad de un sector importante de la jerarquía católica española ante el drama de las personas migrantes y refugiadas, cuyos problemas parece serles ajenos o no son prioritarios en su agenda pastoral. Amén de insensibilidad, hay obispos que amparándose en un mal uso de la libertad de expresión, adoptan actitudes racistas, xenófobas, excluyentes e inhospitalarias cuando alertan irresponsablemente sobre la "invasión" de los refugiados, cuestionan que todas las personas que cruzan la frontera sean "trigo limpio" y afirman que a Europa vienen muy pocos porque sean perseguidos. Alguno ha llegado a decir que la llegada de los refugiados es el Caballo de Troya de las sociedades europeas y, en concreto de la española, y que la acogida de los refugiados puede quedar muy bien, pero que "hay que saber lo que hay detrás".
Estas declaraciones se hacen desde la impunidad jurídica y el disfrute de privilegios de todo tipo de parte del Estado: educativos, sociales, fiscales, económicos, financieros. Privilegios s que los alejan del Evangelio como mensaje liberador de Jesús de Nazaret.
Con todo, hay algún obispo que en sus actuaciones y declaraciones demuestra actitudes hospitalarias con las personas migrantes, refugiadas y desplazadas, y denuncia proféticamente las políticas insolidarias del Gobierno en materia de emigración y refugio.

8. Queremos denunciar enérgicamente tales declaraciones, que demuestran ausencia total de misericordia y falta de sentido de hospitalidad, se alejan del mensaje hospitalario de la Biblia, que pide amar a los emigrantes, no maltratarlos ni oprimirlos "porque emigrantes fuisteis vosotros en el país de Egipto" (Éx 22,20), y son contrarias  a la práctica acogedora de Jesús de Nazaret, él mismo perseguido, emigrante  e identificado con los emigrantes (Mt 25,31-45).

9. En nombre del Dios de la Vida y de la Paz condenamos el terrorismo, en este caso, el terrorismo que dice basarse en motivos religiosos y matar en nombre de Dios y que provoca la salida de poblaciones enteras para huir del terror.

10. Exigimos a los Estados:
- cumplir los protocolos internacionales en materia de inmigración, refugio y desplazamiento;
- abrir rutas seguras que impidan caer en las redes de las mafias;
- no participar en el negocio de venta de armas que se utilizan para apoyar al terrorismo y a los gobiernos dictatoriales;
- combatir el racismo institucional; negar legitimidad a gobernantes corruptos y autócratas;
- apoyar a las organizaciones humanitarias que trabajan sobre el terreno;
- fomentar políticas de desarrollo en los países de origen;
- cumplir sus compromisos de acogida;
- fomentar el diálogo intercultural, interreligioso e interétnico.

11. El Congreso quiere expresar su solidaridad con los pueblos oprimidos y olvidados como el kurdo, el palestino y el saharaui, a quienes se les niega su derecho a la independencia y se los somete a todo tipo de vejaciones. Todos ellos tienen numerosos emigrantes, refugiados y desplazados.

12. Las personas que hemos participado en este congreso nos comprometemos a:
- luchar contra la ideología y el sistema económico que provoca la exclusión de millones de personas,
- denunciar la sistemática transgresión de los derechos humanos de las "personas en movimiento" por parte de los Gobiernos,
- trabajar por otro mundo posible hospitalario,
- seguir la práctica solidaria de Jesús de Nazaret;
- hacer una nueva teología de la emigración;
- pasar de la exclusión a la hospitalidad.

Juan José Tamayo

En Madrid, a 11 de septiembre de 2016

martes, 27 de septiembre de 2016

IDÓLATRAS DEL DINERO


Cuando llevamos semanas, meses, años de interminables casos de corrupción, y cada caso es el penúltimo y afecta cada vez más a la cúpula y las entrañas del partido que nos ha desgobernado con la bendición de casi todos los obispos, no es fácil dejar de gritar: “Idólatras de Mamón, largaos. Dimitid, responded, devolved lo robado”.

Yo no soy mejor que ellos, por acción u omisión. Solo que les pago yo, les pagamos nosotros, buenos salarios por cierto. ¿Para eso les pagamos? ¿Y para que los 27 jefes de estado de la Unión Europea se reúnan en Bratislava para preguntarse cómo defendernos de los refugiados y crecer más y luego pasearse juntos por el Danubio en un crucero de lujo? ¿Para que los líderes del G20 se reúna en Hangzhou para hacerse una foto y decirnos que hay que “civilizar el capitalismo” sin comprometerse a tomar medida alguna? ¿Para qué, muerto afortunadamente el TTIP, nos endosen a hurtadillas el CETA que debe de ser aún peor para todos y mejor para las multinacionales? ¿Quién lo puede entender?

Lo entiende muy bien Susy, una niña a quien su abuelo, economista sabio, le explica lo que pasa cuando la economía se pone al servicio del lucro: trabajar más para producir más, vender más y ganar más, y ganar más para trabajar más y ganar más y así sin fin – ¿sin fin?– en una carrera loca en la que todos nos convertimos en enemigos de todos. Lo cuenta el librito de Wim Dierckxens, Susy y el mundo del dinero (2012).

Es absurda, pero muy sencilla, la lógica de un mundo donde manda el dinero. Y el holocausto universal ofrecido a Mamón es terrible: hemos esquilmado las selvas y las minas, agotado los enormes pozos de petróleo, envenenado el agua y el aire; cada vez más gente se ha hecho más rica y cada vez más gente se ha vuelto más pobre, con una consecuencia lógica: la diferencia entre los ricos y los pobres es cada vez más grande.

El Estado socialdemócrata del Bienestar fue un paso adelante, pero respondía a la misma lógica. El bienestar de los países ricos se logró a costa de los países más pobres, expoliados de sus materias primas y obligados a comprar los productos elaborados con ellas al precio impuesto por los países explotadores. Y añadieron una invención diabólica: cuanto más efímeros sean los productos antes caducarán, y más deberá comprar la gente y más podrán producir las empresas e invadir el mundo, y ganar y ganar.

Susy lo entiende y se indigna, como lo entendemos y nos indignamos todos los adultos a poco que aún mantengamos los ojos abiertos y la sensibilidad despierta. He aquí el mundo regido por una economía regida por el dinero. Un mundo roto y cruel, un planeta masacrado, inhabitable. En ese mundo vivimos.

“Un mundo de vampiros”, sentencia Susy. Un “mundo al revés”, donde la gente se mata a trabajar para tener más dinero, pero no lo pueden disfrutar porque cuanto más tienen más aumenta la codicia propia y la envidia ajena. Un mundo donde “los adultos están atados al trabajo como perritos a una cadena”, y solo se reconoce como trabajo lo que da dinero, todo para mayor beneficio de unos pocos, los que producen más barato y pagan menos salarios.

Eso es crecer. Que engorde la víctima para el sacrificio general. El grande se come al chico, pero siempre habrá alguien más grande, y ¿qué comerá el más grande cuando lo haya devorado todo y se quede solo, cuando no tenga a quién vender, cuando la mayoría pobre no tenga con qué comprar? Algún día ha de reventar este sistema, verdadero antisistema, donde la especulación está sustituyendo a la producción, los bancos a las fábricas, los bonos y las acciones a los víveres, donde los Estados destinan el dinero de la gente a rescatar a los bancos que quiebran y que una vez rescatados ahogarán a la gente con sus préstamos e intereses. Algún día estallará este mundo al revés. Ya está estallando: ningún muro, valla ni ejército podrá contener a las multitudes, continentes enteros desesperados por la miseria y la guerra.

¿No habrá arreglo? Solo a condición de que nos unamos todos y aprendamos a ser más felices decreciendo: “¿Por qué los adultos no aprenden de los niños a tener una vida de disfrute con el menor trabajo posible? ¿No se darán cuenta de que han construido un infierno en la tierra? ¿Se habrán olvidado de su niñez?”, pregunta Susy.



José Arregi


Publicado en DEIA y los Diarios del Grupo NOTICIAS el 18-09-2016

lunes, 26 de septiembre de 2016

¡ILEGAL!



Me niegan la residencia… Posibilidad de deportación…” Dolor, impotencia, rabia… ¿Qué podemos hacer?
Desde lo profundo un grito silencioso junta palabras y, sin emitir sonido, nos susurra al oído:
¡A escribir!
Esta vez “a cuatro manos”, suman menos… ¡da igual! las dos que faltan, están.
“Cuatro manos” intentando escribir… denunciar, escribir, aliviar, escribir… reconfortar a estas “dos manos” cansadas, silentes…
Cuatro inquietas manos sobre teclados distantes, empeñadas en vocear la in-justicia in-humana que acorrala, que maniata estas “dos manos” que se ausentan, de la habitual ronda de “a seis”.
¿Por qué? por ser i-legal.
Lo dicen quienes clasifican al ser humano sin pizca de humanidad.
Tiempos de oscuridad: malherido el bien común en medio de una puja de poder y capital.
¿Es i-legal cuidar a los indefensos? ¿Es i-legal acompañar ancianos? ¿Estudiar? ¿Tener hijos? ¿Reconfortar a los enfermos en las camas de hospital? ¿Trabajar honradamente?
¿Servir a la comunidad? ¿De verdad es i-legal?
Pon rostro y nombre a las situaciones de in-justicia. Deja que tu conciencia permanezca, por un instante, en el sufrimiento de quienes viven sin derecho a vivir. 
¡Aguanta el dolor…! ¡No huyas antes de contestar! 
¿Acaso puede alguien ser i-legal en el corazón de Dios?

Yolanda Chaves, Mari Paz López Santos y Patricia Paz

Eclesalia

domingo, 25 de septiembre de 2016

UNA LLAMADA A LA SOLIDARIDAD


LUCAS 16, 19-31

19 Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino, y banqueteaba todos los días espléndidamente.

20 Un pobre llamado Lázaro estaba echado en el portal, cubierto de llagas; 21 habría querido llenarse el estómago con lo que caía de la mesa del rico; por el contrario, incluso se le acercaban los perros para lamerle las llagas.

22 Se murió el pobre y los ángeles lo reclinaron a la mesa al lado de Abrahán.

Se murió también el rico, y lo enterraron. 23 Estando en el lugar de los muertos, en medio de tormentos, levantó los ojos, vio de lejos a Abrahán con Lázaro echado a su lado 24 y lo llamó:

- Padre Abrahán, ten piedad de mí; manda a Lázaro que moje en agua la punta de un dedo y me refresque la lengua, que padezco mucho en estas llamas.

25 Pero Abrahán le contestó:

- Hijo, recuerda que en vida te tocó a ti lo bueno y a Lázaro lo malo; por eso ahora éste encuentra consuelo y tú padeces. 26 Además, entre nosotros y vosotros se abre una sima inmensa, así que, aunque quiera, nadie puede cruzar de aquí hasta vosotros ni pasar de ahí hasta nosotros.

27 El rico insistió:

- Entonces, padre, por favor, manda a Lázaro a casa de mi padre, 28 porque tengo cinco hermanos: que los prevenga, no sea que acaben también ellos en este lugar de tormento.

29 Abrahán le contestó:

- Tienen a Moisés y a los Profetas, que los escuchen.

30 El rico volvió a insistir:

- No, no, padre Abrahán, pero si uno que ha muerto fuera a verlos, se enmendarían.

31 Abrahán le replicó:

- Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, no se dejarán convencer ni aunque uno resucite de la muerte.

El evangelio de este domingo es una llamada de atención para el reparto de los bienes de la tierra. La tierra es de todos, es para todos y nadie se la puede apropiar. Los bienes que hay en la tierra son suficientes para todos y todos tenemos derecho a disfrutarlos y a compartirlos.

¿Por qué existen tantos “epulones” y tantos lázaros? Cuidado, no miremos para otro lado. Es a nosotros a los que habla el evangelio. Lo nuestro, lo que creemos que hemos conseguido a base de esfuerzo y sacrificio también lo tenemos que compartir. Porque podemos caer en la tentación que “como no somos tan ricos” este evangelio no es para nosotros, para los que tienen mucho. Bien sabemos que un poco de cada uno es la mejor cadena de solidaridad.

Amigos de los equipos, no es tiempo de espera, es el momento de ponerse en marcha, arremangarse y compartir los bienes con los otros. No podemos esperar a que alguien nos pida, somos nosotros los que tenemos que dar el paso. Porque todos somos hijos del mismo Dios. Porque compartir es amar. Porque hay quien ni siquiera tiene fuerzas para pedir.


En la siguiente canción non invita a ello: voy a ponerme delante del espejo, me voy a mirar y decirme, quiero compartir mis bienes, ¿a qué estoy esperando? Feliz domingo. 

sábado, 24 de septiembre de 2016

CÓMO SE DIBUJA A UN NIÑO



Para dibujar un niño hay que hacerlo con cariño.

Pintarle mucho flequillo,

-que esté comiendo un barquillo;

muchas pecas en la cara que se note que es un pillo;

- pillo rima con flequillo y quiere decir travieso -.



Continuemos el dibujo: redonda cara de queso.

Como es un niño de moda, bebe jarabe con soda.

Lleva pantalón vaquero con un hermoso agujero;

camiseta americana y una gorrita de pana.



Las botas de futbolista - porque chutando es artista -.

Se ríe continuamente, porque es muy inteligente.

Debajo del brazo un cuento por eso está tan contento.


Para dibujar un niño hay que hacerlo con cariño.


Gloria Fuertes

viernes, 23 de septiembre de 2016

ENTREVISTA A ALAIN VIGNEAU



“Bienaventurados los fracturados, porque dejan pasar la luz”.

Entrevista de Inma Sanchís a Alain Vigneau, actor, clown y pedagogo, en La Contra de La Vanguardia, 2016.

56 años. Nací en Pau, la ciudad de Enrique IV, y vivo dentro de mi maleta con casa en Castellón. Tres uniones, 4 hijos –el mayor de 33 y la pequeña de 4 años–, y 4 nietos. Urge sanarnos cada uno de nosotros, no queda otra para tener una buena sociedad. Dios no nos quiere por cómo somos, sino por cómo es él.

Tuvo una infancia violenta y dolorosa y arraigó en él la desesperación. Invirtió media vida en asumir el sentido tragicómico de lo humano y en ser capaz de reírse de sí mismo. Fue pastor, viajó por medio mundo con Payasos sin Fronteras, fundó la compañía de teatro La Stravagante. Descubrió que la nariz de payaso, esa mínima máscara, nos permite ser nosotros mismos, mostrar nuestra pequeñez, nuestro desconcierto ante un mundo exigente, sanar nuestras heridas, y creó Clown Esencial, talleres terapéuticos (Clownesencial.com) que imparte en colaboración con el doctor Claudio Naranjo en los programas SAT. Resume sus vivencias como terapeuta clown en Clown Esencial. El arte de reírse de sí mismo (La Llave).

De niño me enfadé mucho con Dios y firmé un pacto íntimo y secreto. Algo así como “de acuerdo, si tengo que vivir en medio de estas circunstancias, lo haré, pero pagarán por ello”. Se trata de un contrato de desamor con el mundo, algo muy común.
¿Qué le ocurrió?
A mi madre la asesinó su amante. Yo tenía 7 años. Mi padre me sentó en sus rodillas y me dijo: “Tu madre se acabó”. Me comí un pañuelo y estuve un mes sin hablar.
El alma infantil es como plastilina, las cosas impactan como meteoritos, su razonamiento no es el del adulto. Obviamente, yo quería matar al asesino, pero se suicidó. Me quedé con esa carga de rabia y de desamparo dentro.
¿Sin refugio?
Tenía a mi abuela materna. Pero al cabo de cinco años encontró una granada de la Segunda Guerra Mundial que le explotó en las manos. Crecí con esos golpes que te hacen ver que la vida no es nada, es solo ahora, y que tiene una dimensión violenta.
¿Qué fue de usted?
Viví sin rumbo. A mi padre apenas lo conocía y le temía. En el colegio me sentía distinto porque ellos tenían madre y yo no. Esa exclusión del club de los normales me dolía muchísimo.
¿Cómo transitó por la adolescencia?
Abandoné los estudios y me fugué a la montaña. Me hice pastor de ovejas. Durante diez años viví con mi pareja en una finca en ruinas, y allí tuvimos dos hijas que crecieron entre corderos, sin electricidad, sin agua caliente: una vida arcaica. Pero mi dolor y mi locura no cejaron. Yo era un tipo violento.
¿Y quiso ser payaso?
Era otro de mis sueños. Mi madre pintaba payasos. Viajé muchísimo por el mundo con Payasos sin Fronteras y me di cuenta de que todos lloramos y reímos en el mismo idioma.
Y usted ¿aprendió a reír?
Por mi viejo contrato con Dios entendí muy pronto que la vida es algo muy serio y que hay un monstruo que, si eres demasiado feliz, se despertará porque duerme con un ojo abierto. Me costó más de diez años de actuaciones permitirme reírme de mí mismo.
¿Aconteció de repente?
Sí, en un momento del espectáculo me rendí a la felicidad del público y así me rendí a la mía propia, reí, solté el control, acepté… Fue revelador, y empecé a trabajar con Claudio Naranjo en los programas terapéuticos SAT que se imparten por medio mundo, creé Clown Esencial.
¿La terapia del payaso?
Sí, un espacio para celebrar juntos nuestra torpeza e inutilidad –este tragicómico intento de ser nosotros mismos–, para mirarnos sin culpas ni prejuicios protegidos por una nariz roja, y así desacralizar nuestra insignificante seriedad y transformar nuestro pasado en patrimonio.
Transformó su dolor en arte.
Sí, y ese arte me hacía tener un lugar en el mundo. Todos queremos pertenecer. Y tenemos derecho a ser inútiles. Yo creo que estamos muy enfermos de una santa seriedad, un altar en el que sacrificamos mucha espontaneidad y dulzura. Somos mucho más amorosos de lo que nos mostramos.
Forma parte de nuestra torpeza.
Sufrimos mucho más por no poder amar lo suficiente que por no ser amados lo suficiente. En realidad, todo se reduce a amor y dolores de amor. Castramos nuestra sensualidad, amorosidad, nuestra capacidad de gozo…, y lo hacemos con sumo esfuerzo.
Un sinsentido.
Es legítimo que queramos ser grandes, pero es muy cansado. Cuando celebramos nuestra pequeñez nos hacemos grandes de una forma más espléndida y más relajada, y no hacemos pagar al mundo nuestro esfuerzo. Mi trabajo es celebrar la condición tragicómica de la vida.
Es necesario reparar el amor a uno mismo.
Confundimos amarnos con ser orgullosos, cuando querernos a nosotros mismos es un acto de profunda humildad: ver lo que hay dentro y reconsiderarse. Pero anida en nosotros un cansancio íntimo, casi vergonzoso, que aflora cuando nos quitamos el maquillaje del personaje de la vida social, profesional o familiar.
Hay un anhelo de ser nosotros mismos, sin tanto esfuerzo ni requisito, ser sin aparentar, existir sin tener que pagar nada a cambio, pero no alcanzamos ni para querernos a nosotros mismos y nos pasamos la vida pidiendo a otros que nos quieran. Vivimos llenos de autoexigencia.
Agotador.
El público ríe o llora con el clown porque se reconoce. Nos igualan nuestras imperfecciones, no nuestras grandezas. Yo soy consciente de que tengo un perro feroz dentro y otro bondadoso que despierta cada mañana dispuesto, y hay que ayudarle.
¿Cómo?
Reconociéndolo. Yo soy un torpe patético que tiene derecho a una vida buena… Hay una frase hermosa de Yvan Audouard: “Bienaventurados los fracturados porque dejan pasar la luz”.
¿Reivindica el derecho a la torpeza?
Sí, a la inutilidad, a no servir para nada y no ser condenado por ello. Colocarse la nariz es justamente brillar desde la propia inadecuación social, física o intelectual. Comunicar nuestro desamparo frente a la complejidad del mundo es más constructivo que maquillarlo.


Nota de la redacción.- El fin de semana tendrá lugar la apertura del curso ENS en El Escorial. Os invitamos a pinchar aquí para ver la reflexión que publicamos en la web de la Región Noroeste 

jueves, 22 de septiembre de 2016

LA META




Estos días estamos recibiendo avisos de los ENS para que pidamos por el P. Caffarel, porque gracias a él y a varios matrimonios surgió este Movimiento que tanto nos está ayudando a todos.
Cuando Jesús comienza su actividad profética los primero que dice es: "Convertíos porque está cerca el reino de Dios".
De alguna manera esas palabras son las que nuestro fundador quiere para todos nosotros, que nos convirtamos. Pero hay algo más. Es una llamada a convertirnos en pareja. Con los ENS nosotros aprendemos a reorientar la vida hacia su verdadera meta.
 Porque  esa meta consiste en dar fruto y ese fruto se consigue trabajando juntos los matrimonios para acoger el reino de Dios. Y crear el clima en el que se vea que se puede caminar de la mano hacia la justicia, la paz y el amor en pareja.
Padre haz que pronto el P. Caffarel sea beatificado, porque se lo merece.
Un abrazo

Huellas

Nota de la redacción.- El fin de semana tendrá lugar la apertura del curso ENS en El Escorial. Os invitamos a pinchar aquí para ver la reflexión que publicamos en la web de la Región Noroeste

miércoles, 21 de septiembre de 2016

HAZ LO POSIBLE



Haz lo posible para respirar mejor.
Haz lo posible para acoger tu mundo interior.
Haz lo posible para escuchar tus emociones.
Haz lo posible por abrir la puerta a todos tus huéspedes.
Haz lo posible por ser tu.
Haz lo posible por sembrar bondad.

Haz lo posible por dar el siguiente paso que la vida te está demandando.

martes, 20 de septiembre de 2016

EL CAFÉ PENDIENTE



"Entramos en un pequeño café, pedimos y nos sentamos en una mesa. Luego
entran dos personas.:
- Cinco cafés. Dos son para nosotros y tres "pendientes".
Pagan los cinco cafés, beben sus dos cafés y se van. Pregunto:
- ¿Cuáles son esos “cafés pendientes”?
Me dicen:
- Espera y verás.
Después de un tiempo, vienen tres abogados y piden siete cafés:
- Tres son para nosotros, y cuatro “pendientes”.
Pagan por siete, se toman los tres y se marchan. Después un joven pide dos
cafés, bebe sólo uno, pero paga los dos. Estamos sentados y, de repente,
aparece un hombre vestido muy pobre y pregunta en voz baja:
- ¿Tienen algún "café pendiente"?

Este tipo de SOLIDARIDAD, por primera vez apareció en Nápoles. La gente paga anticipadamente el café a alguien que no puede permitirse el lujo de una taza de café caliente. Esa costumbre ya ha salido de las fronteras de Italia y se ha extendido a muchas ciudades de todo el mundo.

Ya hay ciudades donde se practica. Os animamos a difundirla y a practicarla.

A base de pequeños gestos nos vamos todos humanizando.

lunes, 19 de septiembre de 2016

IMPORTANCIA DE LOS ABRAZOS


Un estudio de la Universidad de Duke en Estados Unidos sugiere que los abrazos son esenciales para la vida. En la investigación se analizó el efecto del contacto físico en bebés, y se encontró que la ausencia de este acto puede contribuir a muerte de neuronas y deficiencia en la producción de la hormona del crecimiento.

No lo dejes hacer…

Sin embargo, ¿por qué sería bueno dar abrazos de diariamente? Aquí te decimos algunos de sus beneficios de acuerdo a la ciencia.

1. Te hace sentir bien.  Cuando abrazas a alguien la oxitocina (conocida también como la hormona del cariño) es liberada, haciéndote sentir bien. La oxitocina es un neuropéptido, que básicamente promueve sentimientos de devoción, la confianza y la unión así lo  señala el psicólogo de la Universidad de DePauw, Matt Hertenstein.

2. Presión arterial. Cuando alguien te toca,  la sensación en la piel activa los receptores de presión llamados corpúsculos de Pacini, que luego envían señales al nervio vago, un área del cerebro que es responsable de la reducción arterial.

3.  Alivia el temor.  Un estudio publicado por la revista Psychological Science  señala que los abrazos reducen significativamente la  preocupación y ayuda a calmar, ya que ofrece confort y tranquilidad.

4. Cuida tu corazón. De acuerdo con una investigación de la Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill, las personas que no tienen un contacto físico (abrazo) desarrollar un ritmo cardiaco de 10 latidos por minuto en comparación con los que experimentan esta expresión más frecuentemente.

5. Mejora la salud en general. Un estudio de la Universidad Estatal de Ohio indica que entre más edad se tenga más frágiles físicamente somos, pero que los abrazos puede mejorar esta situación ya que nos hace sentir acompañados y queridos lo que fortalece el cuerpo.
 

Los beneficios de los abrazos son importantes para la salud, por lo que ya no tienes excusa para no hacerlo. ¡Muestra tu afecto!

Tomado de Bienestar180


domingo, 18 de septiembre de 2016

DIOS Y LA RIQUEZA



El evangelio de este domingo, LUCAS 16, 1-13, es objeto de interpretaciones variadas y distintas: cómo alaba la sagacidad del administrador injusto, cómo parece que invita a utilizar el dinero para hacer amigos o cómo parece que contrapone a Dios y al dinero.

Reproducimos lo que dice Fray Marcos, de algunas de esas frases más polémicas:

Los hijos de este mundo son más sagaces con su gente que los hijos de la luz. Esta frase explica el sentido de la parábola. No nos invita a imitar la injusticia que el administrador está cometiendo, sino a utilizar la astucia y prontitud con que actúa. Él fue sagaz, porque supo aprovecharse materialmente de la situación. A nosotros se nos pide ser sabios, para aprovecharnos de todo, en orden a una plenitud espiritual. Hoy la diferencia no está entre los hijos del mundo y los hijos de la luz. La diferencia está en la manera que todos los cristianos tenemos de tratar los asuntos mundanos y los asuntos religiosos.

No podéis servir a Dios y al dinero. No está bien traducido. El texto griego dice mamwna. Mammón era un dios cananeo, el dios dinero. No se trata, pues, de la oposición entre Dios y un objeto material, sino de la incompatibilidad entre dos dioses. No podemos pensar que todo el que tiene unos millones en el banco o tiene una finca, está ya condenado. Servir al dinero significaría que toda mi existencia esta orientada a los bienes materiales. Sería tener como objetivo de mi vida el hedonismo, es decir, buscar por encima de todo el placer sensorial y las seguridades que proporcionan las riquezas. Significaría que he puesto en el centro de mi vida, el falso yo y buscar la potenciación y seguridades de ese yo; todo lo que me permita estar por encima del otro y utilizarlo en beneficio propio.

Podemos dar un paso más. A Dios no le servimos para nada. Si algo dejó claro Jesús fue que Dios no quiere siervos sino personas libres. No se trata de doblegarse con sumisión externa, a lo que mande desde fuera un señor poderoso. Se trata de ser fiel al creador, respondiendo a las exigencias de mi ser, desplegando todas las posibilidades de ser. Servir a un dios externo que puede premiarme o castigarme, es idolatría y, en el fondo, egoísmo. Hoy podemos decir que no debemos servir a ningún “dios”. Al verdadero Dios solo se le puede servir, sirviendo al hombre. Aquí está la originalidad del mensaje cristiano. Donde las religiones verdaderas o falsas ponen “Dios”, Jesús pone “hombre”.

Es curioso que ni siquiera cuestionemos que lo que es legal puede no ser justo. Puesto que lo que tengo lo he conseguido legalmente, nadie me podrá convencer de que no es exclusivamente mío. Además, el dinero es injusto, no solo por la manera de conseguirlo, sino por la manera de gastarlo. Las leyes que rigen la economía, están hechas por los ricos para defender sus intereses. No pueden ser consideradas justas por parte de aquellos que están excluidos de los beneficios del progreso. Unas leyes económicas que potencian la acumulación de las riquezas en manos de unos pocos, mientras grandes sectores de la población viven en la miseria e incluso mueren de hambre, no podemos considerarla justa.

Lo que nos dice el evangelio es una cosa obvia. Nuestra vida no puede tener dos fines últimos, solo podemos tener un “fin último”. Todos los demás objetivos tienen que ser penúltimos, es decir, orientados al último (haceros amigos con el dinero injusto). No se trata de rechazar esos fines intermedios, sino de orientarlos todos a la última meta. La meta debe ser “Dios”. Entre comillas por lo que decíamos más arriba. La meta es la plenitud, que para el hombre solo puede estar en lo trascendente, en lo divino que hay en él.

Ganaros amigos con el dinero injusto. Es una invitación a poner todo lo que tenemos al servicio de lo que vale de veras, nuestro verdadero ser, también la riqueza material que nos pertenece.Utilizamos con sabiduría el dinero injusto, cuando compartimos con el que pasa necesidad. Lo empleamos sagazmente, pero en contra nuestra, cuando acumulamos riquezas a costa de los demás. Nunca podremos actuar como dueños absolutos de lo que poseemos. Somos simples administradores. Hace poco tiempo oí a De Lapierre decir: Lo único que se conserva es lo que se da. Lo que no se da, se pierde.

Amigos de los Equipos, no hay contradicción entre Dios y la riqueza. Los bienes materiales son buenos y necesarios para nuestra vida. El fracaso es vivir solo para la riqueza, es estar envuelto en la corrupción, es despreocuparse de lo que le ocurre al que está a tu lado. Dios nos ha creado para el amor. Amar es compartir, es disfrutar de cada momento, es tener en cuenta que todos tenemos necesidades que cubrir, es reconocer que hemos venido sin nada material a este mundo y nada material vamos a llevarnos al morir. Amar es dar, sin más, sin esperar nada. Cuando aprendamos eso y lo pongamos en práctica las mismas riquezas nos llevarán a los demás y a través de ellos a Dios.


En el siguiente video se nos invita a vivir intensamente cada momento porque lo más importante es la actitud con que vivamos.

sábado, 17 de septiembre de 2016

CAMINAR




Bella canción que nos puede ayudar a caminar con cariño y alegría.

viernes, 16 de septiembre de 2016

LOS DIEZ PENSAMIENTOS NEGATIVOS MAS COMUNES



El periodista John Paul Flintoff, autor del libro Cómo cambiar el mundo (B de Books) y profesor de The School of Life, ha estudiado el asunto con detenimiento y ha llegado a la conclusión de que existen 10 ANT principales, que todos sufrimos en un momento dado, y las ha compartido en The Guardian. Nuestro bienestar depende en gran medida de que aprendamos a identificar estos pensamientos perniciosos y logremos relativizar su importancia. 

1. Pensar sólo en blanco y negro
Estas ANT no dejan lugar a los grises, si algo malo ha ocurrido es sólo por tu culpa, y no hay solución: “He fallado por completo”, “cualquier otro podría hacerlo”, “esto sólo me pasa a mí”… 

2. Leer la mente de otras personas
Estamos acostumbrados a castigarnos por lo que piensan otras personas de nosotros o nuestros actos, cuando en realidad es imposible que sepamos lo que piensan. Pensamientos tan comunes como “creen que soy aburrido” o “piensan que soy un torpe” son ANT en toda regla. 

3. Adivinar el futuro
El complejo de adivino está detrás de numerosas ANT. Pensamos que el futuro va a desarrollarse de tal o cual manera, cuando en realidad no tenemos ni idea. “No tiene sentido intentarlo”, nos decimos. “No va a funcionar”. Un pensamiento negativo muy frecuente y que lleva al inmovilismo. 

4. Generalizar
Otro de los pensamientos negativos que todos hemos experimentado en una ocasión. Sin pararnos a pensar, pensamos que, si algo ha pasado una vez, volverá a repetirse. “Siempre pierdo las gafas de sol, así que las volveré a perder”, decimos. Puede ser, pero también puede que nos duren toda la vida. 

5. Minimizar las cosas positivas
Ni cuando nos ocurre algo bueno estamos contentos. “Sí, me ha salido bien el examen, pero cualquiera puede hacerlo mejor”. Vale, es cierto, siempre hay alguien mejor que nosotros, pero no hay razón para minusvalorar las cosas que hacemos bien. 

6. Dramatizar
Hacerse la víctima, y crear melodramas innecesarios, es también algo muy propio de los pensamientos automáticos. “No encuentro mi bolso. Me estoy haciendo vieja”. ¿Cuántas veces hemos oído una frase como esta a nuestras madres o abuelas? No existe una relación causal en esa afirmación, pero aun así nos lo creemos.

7. Tener expectativas poco realistas
Todos tenemos un límite, y aunque pensar que no lo tenemos puede ser positivo para alcanzar determinadas metas, también puede ser contraproducente. ¿Cuántos deportistas o conductores han pensado “tengo que seguir, aunque esté agotado” y han acabado lesionándose o en la cuneta? 

8. Insultar, a nosotros mismos y al resto
Dado que los ANT son mensajes telegráficos y específicos muchas veces, demasiadas, aparecen en nuestra mente en forma de insultos: “soy un inútil”, “mi compañero es imbécil”, “mi jefe es tonto”… Todos caemos en este juego día sí y día también, el problema es que, en muchas ocasiones, nos creemos lo que pensamos, y acabamos tratándonos a nosotros mismos o a los que nos rodean de forma acorde al insulto que les estamos dedicando. 

9. Autoculparse
 Aunque la mayoría de nosotros tendemos a culpar al resto de nuestros errores, hay personas que se culpan de todo, incluyendo cosas sobre las que no han tenido ninguna responsabilidad. “Parece enfadada, seguro que es por mi culpa” es una frase que ha acabado con numerosas relaciones. 

10. Ser catastrofista
Una de las ANT más extremas, y más propias de las personas que acaban padeciendo depresión, se caracteriza por pensar que todo lo que nos rodea va acabar mal. Lo triste es que, si entramos en ese círculo vicioso, pensaremos realmente que todo nos va mal, y al final, tendremos razón.



Autor : Miguel Ayuso