Convento San Nicolás de Lecce, Italia |
El evangelio de este domingo es de Marcos 2,1-12
Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les proponía la palabra.
Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico.
Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico:
- Hijo, tus pecados quedan perdonados.
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:
- ¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?
Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo:
- ¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico "tus pecados quedan perdonados" o decirle "levántate, coge la camilla y echa a andar"? Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados -entonces, le dijo al paralítico- contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa.
Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:
- Nunca hemos visto una cosa igual.
A nosotros hoy el evangelio nos sugiere:
Tesón. Entendido como una actitud en la vida. Significa esfuerzo, trabajo, ganas, impulso. Las cosas no son fáciles, hay que trabajar por ellas. Las personas, muchas veces, resultan incomprensibles. Para entenderlas hay que estar a su lado, empatizar con ellas. Esto es lo que nos sugiere ese tesón de los que llevan al paralítico y son capaces de meterlo por el tejado.
Perdón. Es lo que hizo, inicialmente, Jesús con el paralítico, le perdonó sus pecados. Pero esto, parecía poco e impropio de un hombre. ¡No lo entendieron! Porque no supone una utilidad práctica. Sin embargo, cuando tenemos un pecado, ¡qué necesidad tenemos del perdón! Y no se diga que no se nota, vaya cómo se siente esa liberación. Como el beso de la persona amada.
Curación. Viene a ser una faceta del perdón. En este caso es un paralitico. En nuestro caso podrá ser un reuma, un cáncer o cualquier enfermedad. Si se produce, admitimos que hay una acción milagrosa, que comprendemos y asimilamos rápidamente. Igual de milagrosa es la acción del perdón.
Para que todo ello sea posible es necesaria la fe. La confianza en Jesús. El entregarnos a Dios. Sin exigencias. Dejando que Él penetre en mi.
Aquí estoy Señor,
Para estar a tu lado.
Para contarte mi vida,
Para sonreír y para sufrir,
Para oír el silencio,
Para estar en TI.
No hay comentarios:
Publicar un comentario