viernes, 31 de julio de 2015

LA CONSCIENCIA DE SER



El camino a recorrer es simple: anclarnos en nuestra verdadera identidad, aquello que permanece cuando todo lo demás cambia: ¿qué es lo único que no ha cambiado en mí, a lo largo de mi existencia temporal? Han cambiado mi cuerpo, mis pensamientos, mis sentimientos, mis reacciones… Solo una cosa permanece: la pura consciencia de ser, que puede expresarse como “Yo Soy”. Ese es el Fondo último de cada ser y de todo lo Real.
Si lo único que permanece siempre es la consciencia, se comprende –y aquí se da otra elegante coherencia- que nuestra única certeza sea esta: la certeza de ser. Como escribe Juan Carlos Savater, no necesitamos ninguna experiencia de “iluminación”; basta anclarnos en esa certeza innata y atestiguar su verdadera naturaleza invulnerable y eterna. “Anterior a la idea de ser tal o cual persona, anterior a cualquier tipo de razonamiento o pensamiento, hay una innata «certeza de ser». Una desnuda o pura consciencia que es y sabe que es. Esta es siempre, no la mayor, sino verdaderamente nuestra única e incuestionable certeza” (J.C. SAVATER, La certeza de ser, La Trompa de Elefante, Madrid 2012, p.35).
Permanece todo el tiempo que puedas, a lo largo de todo el día, en la única certeza: la certeza de ser.

Algo similar es lo que recomendaba el sabio Nisargadatta:

“Rechace todos los pensamientos excepto uno: “Yo soy”, la mente se rebelará en el comienzo, pero con práctica, paciencia y perseverancia, cederá y se mantendrá en calma. Una vez que usted esté en calma, las cosas comenzarán a suceder espontáneamente y de forma totalmente natural, sin ninguna interferencia de su parte.
No se preocupe por nada que usted quiera, piense o haga, sólo permanezca establecido en el sentimiento-pensamiento “Yo soy”, enfocando “Yo soy” firmemente en la mente. En el momento que usted se desvíe, recuerde: todo lo que es perceptible y concebible es pasajero, y solo el “Yo soy” permanece.
Después de todo, el único hecho del que usted está seguro es de que “usted es”. El “Yo soy” es seguro, el “Yo soy esto” no lo es.
Yo solía sentarme durante horas 6 seguidas, solamente con el “Yo soy” en mi mente, y pronto la paz, la dicha y un profundo amor que todo lo abarca llegaron a ser mi estado normal.
Independientemente de lo que suceda, únicamente desvíe su atención lejos de ello y permanezca en el sentimiento “Yo soy”. Parece simple, y hasta ordinario, ¡pero funciona!”.


Aquellos que ven la luz en sí mismos nunca necesitarán dar vueltas como satélites alrededor de otros” (Michael Michalko).

Enrique M. L.

jueves, 30 de julio de 2015

EL AMOR





El sábado pasado han celebrado sus bodas de oro nuestros queridos amigos Mili y José Luis. Todo fue entrañable. Una eucaristía muy preparada y muy vivida donde participaron sus hijos, nietos, familiares y amigos. Una muy buena comida y al final unas palabras para ellos de los amigos, el equipo, etc.

Pero todo esto lo que nos hace tener presente es que se puede vivir un amor puro con una persona 50 años y que el amor siga vivo y creciendo cada día.

Al final los hijos pusieron una película de la vida de sus padres y es impresionante ver cuántas vivencias se esconden en esas vidas de nuestros amigos. En 50 años han cambiado muchas cosas, lo más visible la edad de los hijos, la aparición de los nietos…, seguramente ha habido momentos difíciles, enfermedades, pequeños desengaños, tristezas, pero el amor puede con todo.

Ojala este acto sirva de referencia para tantos jóvenes que hoy se casan y creen que no es posible dar el SI para siempre. Vuestra cara lo decía todo. Sois el uno para el otro.

Enhorabuena queridos amigos, hemos estado felices con vosotros en estos momentos. Que celebremos los 75 con tanto amor entre vosotros y entre todos.

Os queremos

Huellas

miércoles, 29 de julio de 2015

EL BOSQUE



Las sombras bailan a través de la ladera de la montaña,
esquivas como siempre. Moviéndose muy lentamente.

Nubes blancas ondeando con la promesa de la lluvia,
los rayos de luz atraviesan las ramas frondosas.

El bosque está lleno de sonidos de criaturas invisibles,
si se toma el tiempo para despertar los sentidos,
esta belleza puede aligerar la más oscura de las almas.

Si pudiéramos ver estas maravillas a través de los ojos,
sería fácil oler el fresco rocío, el sabor de la primera gota de agua,

y tocar el pétalo suave de la camelia que está creciendo en nuestro camino.

Jose

martes, 28 de julio de 2015

COMPASIÓN



Compasión y corazón van de la mano
Compasión es acción con amor
Corazón es amor puro, amor compasivo.


lunes, 27 de julio de 2015

SOMOS LA PARTE Y EL TODO



Dice Fidel Delgado: Ssmos “seres-humanos”: en cuanto “humano”, soy una forma transitoria, sumamente vulnerable y amenazado de muerte, y por eso lleno de inseguridad y de miedos; sin embargo, en cuanto “ser”, soy una realidad ilimitada y siempre segura.

Esta es nuestra paradoja, que no conviene olvidar, si no queremos perdernos en la confusión: somos “ambas identidades”. Y tal paradoja encuentra una admirable convergencia con lo que ha visto la física cuántica: el Todo se halla en cada parte.

La paradoja –omnipresente en toda la realidad- expresa una doble verdad, que es también en sí misma paradójica: que toda la realidad manifiesta es polar –no existe nada sin su polo opuesto- y que esa aparente contradicción solo queda resuelta en un lugar “superior”, que abraza ambos polos en una unidad mayor. A este abrazo o unidad englobante que no destruye las diferencias es a lo que llamamos “no-dualidad”.

Polaridad y no-dualidad, por tanto, no solo no se excluyen entre sí, sino que explican el carácter paradójico de lo real. Podemos ver lo real como una infinidad de “puntos” separados que, en un nivel más profundo, son una y la misma realidad que están expresando. Si absolutizáramos el valor de los “puntos” en sí mismos, estaríamos ignorando justamente aquello que los explica y les da consistencia. Solo cuando los vemos como expresiones del Todo único, alcanzamos la compresión adecuada, integrada y holística. Pero eso requiere que nos situemos en otro “lugar” desde el que es posible una perspectiva global, un “nuevo modo” de ver.

Al aplicar todo ello a nuestro caso, descubrimos que somos, a la vez, la “parte” –un “punto” particular de la única “red”: el yo individual- y somos, más profundamente, el “Todo” –la “red” completa: el Yo Soy universal-.

Si nos reducimos al yo, todo será confusión y sufrimiento. Solo cuando advertimos nuestra identidad ilimitada, somos capaces de comprender el “juego” de la Vida, que no consiste en otra cosa sino en el despliegue admirable del Ser en cada una de las infinitas formas que lo expresan, en una hermosa e inequívoca no-dualidad. El “Yo Soy” uno se disfraza y “juega” en cada yo individual.

Si nos percibimos únicamente como yoes individuales (o “puntos” aislados en todo el conjunto), serán inevitables la soledad, el miedo y la ansiedad, la comparación, la confrontación, el juicio, la descalificación del otro... Si, por el contrario, tenemos la lucidez suficiente para colocarnos en aquel “lugar” donde los “puntos” son trascendidos, la comprensión y la compasión serán inevitables: porque todo otro, en el nivel más profundo y en el sentido más verdadero, soy también yo mismo.

Con todo ello, me parece claro que vivir ajustadamente esa realidad paradójica que somos requiere consciencia –para no olvidar nunca lo que somos de fondo, aquella realidad ilimitada y siempre a salvo- y compasión–para amar la forma frágil y vulnerable, en que se está expresando de modo transitorio-.

En realidad, la consciencia (o sabiduría) y la compasión son las dos caras de la misma realidad y de la misma actitud. Así lo han expresado los sabios, con cuyas palabras os dejo:

El amor dice: «Yo soy todo». La sabiduría dice: «Yo soy nada». Entre ambos fluye mi vida” (Nisargadatta).
La compasión ve al Uno en los muchos, la sabiduría ve a los muchos en el Uno” (Frances Vaughan).  
La gran compasión que surge de la experiencia de unidad se experimentará como la fuerza motriz del universo” (Willigis Jäger).


Enrique Martínez Lozano

domingo, 26 de julio de 2015

CON UN GESTO DE CARIÑO


Domingo XVII Tiempo Ordinario
Evangelio de Juan 6, 1-15

            En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
            Jesús subió entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
            Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente dijo a Felipe:
            ¾ ¿Con qué compraremos panes para que coman estos? (lo decía para tantearlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer).
            Felipe le contestó:
            ¾ Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.
            Uno de los discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo:
            ¾ Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces, pero, ¿qué es eso para tanta gente?
            Jesús dijo:
            ¾ Decid a la gente que se siente en el suelo.
            Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron: solo los hombres eran unos cinco mil.
            Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados; lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
            Cuando se saciaron, dijo a sus discípulos:
            ¾ Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.
            Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.
            La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
            ¾ Este sí que es el profeta que tenía que venir al mundo.
            Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña, él solo.

Este evangelio nos invita a implicarnos. Los demás no nos pueden ser indiferentes. Lo que nosotros tenemos, es deber compartirlo con quienes lo necesitan. No se trata de hacer milagros –eso es acción de Dios- no se trata de salvar el mundo –es muy grande para nuestras posibilidades- no se trata de matarse a trabajar –nadie nos pide que andemos agotados- no se trata de que andemos agobiados y preocupados porque las personas no actúan como a nosotros nos gusta -¿quiénes somos nosotros para imponer nada?- Solo se trata de arremangarse y meterse en el mundo. Echarse al ruedo. Con pequeños gestos, con simples detalles, con mínimas acciones, con la vida tal como la sentimos. Desde el corazón hay implicación. Es el tiempo de sentir más que de razonar. Es el momento de amar más que de predicar. Ahora, hoy, en este momento. Nuestras sencillas acciones no pasarán desapercibidas, cada uno las apreciaremos y llegarán a los demás, porque así lo quiere Dios.

Invitamos en este tiempo de verano a poner buena cara, a acercarse a aquel que pasa a nuestro lado,  a mirar de frente con calidez, a escuchar, a pararse ante una situación ajena. Son gestos de buena gente. Es lo que le gusta a Dios. Es lo que nos hace felices. Y todos esos pequeños detalles suman mucho.


El siguiente video nos puede servir para darnos cuenta que son las pequeñas acciones lo que va haciéndonos grandes personas y mejor mundo, Nos puede ayudar para la oración.


sábado, 25 de julio de 2015

SÍ A LA VIDA



Siento dentro de mí, Señor, un profundo deseo de vivir.
A pesar de mis sufrimientos, de mis penas y fracasos,
a pesar de mis incertidumbres, dudas y oscuridades,
amo la vida que Tú me has dado, y digo un sí
del cual todavía no acierto a ver las consecuencias.

No me importa que me tomen por ingenuo optimista
mientras yo pueda decir que es tu ilusión en mí.
No me importa que me consideren siervo encadenado
mientras yo sienta y transmita deseos de vivir y dejar vivir.

Señor, renuevo hoy, una vez más, mi sí en la vida;
y asumo, ante Ti, el compromiso de darle cuerpo y espíritu
con todo lo que tengo y soy, con tu aliento,
en su riqueza y miseria, en su pequeñez y grandeza.

Y si alguna vez me desdigo
y estoy a punto de hacer el ridículo,
renueva, oh Señor, tu compromiso conmigo,
para que pueda vivir como hijo, de nuevo.

Florentino Ulibarri.


viernes, 24 de julio de 2015

ENSEÑAR ES UN ARTE



Hoy queremos dedicar unas palabras a los maestros
A esos personas con vocación de enseñar
Que saben ponerse a la altura de sus alumnos para acompañar
Para trasmitir el placer de aprender
Para dar la mano cuando es necesario
Y distanciarse cuando lo requieren las circunstancias
Hoy vayan nuestras palabras por los maestros
Porque cuando enseñar es un arte

Aprender es un placer

jueves, 23 de julio de 2015

TROPEZAR





La vida nos hace tropezar muchas veces y la mayoría no estamos ya para tropiezos, porque no somos como los niños que parece que rebotan, se levantar otra vez y siguen jugando como si fueran de goma.

Pero nuestros huesos están duros y las caídas traen consecuencias, que si una mano rota, que si la cadera, que si la columna…

Pero no es sólo a nivel físico, también a nivel espiritual tenemos muchos tropiezos y tenemos que volver a levantarnos. Pero nuestro cerebro está entumecido, rígido y nos cuesta salir del tropiezo. Pero no temamos. Los cristianos tenemos al Espíritu Santo que nos renueva y nos hace jóvenes en cada momento. Así que como dice el texto anterior no nos encariñemos con la piedra que nos ha hecho caer, dejémosla rodar y nosotros sigamos en camino que el Espíritu nos va marcando.



Huellas

miércoles, 22 de julio de 2015

ACEPTAR LO QUE VENGA



La Esencia de la Destreza es esta: Lo que sea que venga, déjalo venir; lo que se quede, déjalo estar, lo que se va, déjalo ir.

Quédate callado, y adora al Ser.

Esta es la esencia de vivir hábilmente en la apariencia del mundo.

Durante todas las actividades de la vida recuerda siempre que tú eres el Ser.

La manera de vivir una vida feliz es aceptar cualquier cosa que venga, y lo que no viene, que no te importe.


Papaji

martes, 21 de julio de 2015

“YO SOY”



“Estaba lamentándome del pasado y temiendo el futuro... De repente «mi Señor» estaba hablando: «MI NOMBRE ES YO SOY».
Hizo una pausa. Esperé. Él continuó:
Cuando vives en el pasado, con sus errores y pesares, es difícil. Yo no estoy allí. Mi nombre no es Yo fui.
Cuando vives en el futuro, con sus problemas y temores, es difícil. Yo no estoy allí. Mi nombre no es yo seré.
Cuando vives en este momento, no es difícil. Yo estoy aquí. Mi nombre es YO SOY”.

La religión teísta, con la expresión “mi Señor”, se refiere a la divinidad. Lo cual es absolutamente legítimo. Sin embargo, me parece más ajustado afirmar la no-separación de todo, por lo que tal expresión puede entenderse como otro nombre de aquel Fondo común que compartimos todos los seres, y que, aun sin agotarse en las formas, constituye el núcleo de todas ellas. En ese sentido, la citada expresión nos remite a nuestra identidad más profunda, que puede nombrarse también como “Yo Soy”.

Esta lectura no-dual nos revela algo profundo. Cuando perdemos la consciencia del momento presente, nos alejamos de quienes somos. Por el contrario, en cuanto acallamos la mente y venimos al aquí y ahora, escuchamos en nuestro interior a nuestra verdadera identidad –nuestro “Señor interior”- que nos susurra: “Yo soy”, todo está bien.


Helen Mallicoat

lunes, 20 de julio de 2015

¿QUÉ ES LA FELICIDAD?



Quizás no hay muchas cosas en las que todos los humanos nos podamos poner de acuerdo, pero, sin duda, una es la búsqueda de la felicidad. No conozco a nadie que no quiera ser feliz. De un modo o de otro, todos buscamos ser felices. Otra cosa será lo que entendemos por felicidad, o en qué consiste ser feliz.

El Papa, en la encíclica sobre la cuestión ecológica, nos regala unas palabras que me gustaría traer para mostrar un camino de felicidad, tal vez poco explorado por el hombre contemporáneo. Escribe el Pontífice: “En realidad, quienes disfrutan más y viven mejor cada momento son los que dejan de picotear aquí y allá, buscando siempre lo que no tienen, y experimentan lo que es valorar a cada persona y cada cosa, aprenden a tomar contacto y saben gozar con lo más simple. Así son capaces de disminuir las necesidades insatisfechas y reducen el cansancio y la obsesión.

Se puede necesitar poco y vivir mucho, sobre todo cuando se es capaz de desarrollar otros placeres y se encuentra satisfacción en los encuentros fraternos, en el servicio, en el despliegue de los carismas, en la música y el arte, en el contacto con la naturaleza, en la oración. La felicidad requiere saber limitar algunas necesidades que nos atontan, quedando así disponibles para las múltiples posibilidades que ofrece la vida” (n. 223).

Se trata de gozar de lo pequeño, de lo cotidiano, de lo que hacemos siempre. Para ser feliz no hace falta hacer cosas extraordinarias, o hacer algo nuevo y distinto cada día; basta con convertir lo ordinario en algo nuevo y hermoso, en un motivo para seguir adelante, en un camino de esperanza. Aunque pueda sorprendernos, la humildad y la austeridad de vida son un camino precioso a la felicidad.

Podemos aprovechar el tiempo de descanso estival para pensar en esto.


Tomado del nº 2.949 de Vida Nueva 
GINÉS GARCÍA BELTRÁN | Obispo de Guadix-Baza

domingo, 19 de julio de 2015

A JESÚS DESDE LA ORACIÓN


Domingo XVI Tiempo Ordinario
Evangelio de Marcos 6, 30-34

            En aquel tiempo los Apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo:
¾ Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.
Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y sintió compasión, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

Trabajo y descanso. Acción y oración. Son complementarios. Son necesarios. Uno y otro. Los dos. Así nos lo refleja este evangelio. Jesús quiere tener un rato de calma y soledad con sus discípulos. Por eso se aparta, se retira con ellos. Quiere sentir la sensación de encontrarse con sus discípulos a solas, después de un día de trabajo.

A nosotros nos ocurre lo mismo. Hay que hacer y hay que descansar. Hay que rezar y hay que estar con la gente. Las dos acciones son necesarias y complementarias. Sin descanso el trabajo se iría deteriorando, por puro agotamiento. Sin oración, nuestra vida de cristianos se iría minimizando, apagando, extinguiéndose. Porque nunca podemos perder la referencia de Jesús.

Por eso no se trata tanto de hacer como de ser. Y en ese ser está integrado el hacer, desde el convencimiento personal. Y eso solo es posible con la oración, la meditación, el silencio. Hay que nutrirse para vivir, tanto en el plano físico como en el espiritual.

Por eso hoy Jesús nos invita a apartarnos, a encontrar momentos de silencio, a salir del bullicio de la acción y sentarnos a sentirle a Él. A Dios. El está dentro de nosotros. El está siempre dispuesto a susurrar. Porque a Dios se le siente en el susurro, en el silencio, en lo sencillo.  

Que en este tiempo de verano no dejemos de tener momentos de descansa, de apartarnos y de orar. ¡Nos van a sentir muy bien!


Te invitamos a que escuches esta canción y comiences tu oración. 

sábado, 18 de julio de 2015

CUANDO LOS MIEDOS ME INVADEN





En pleno ataque de miedos,

porque la situación me supera,

porque los míos se impacientan,

porque la verdad se dora y camufla,

porque esto no tiene pinta de mejorar…

oigo, Señor, tu voz susurrarme:




No temas, que yo te he elegido.

Te he llamado por tu nombre.

Eres mío, así como suena y entiendes.

Te llevo tatuado en la palma de mi mano.




Si pasas por las aguas, yo estaré contigo.

Si por ríos, no te ahogarás.

Si caminas por el fuego, no te quemarás.


Si la enfermedad te aprieta,

yo estoy contigo.

Si crees que no te quedan fuerzas,

descansa en mí.

Si la tristeza te hunde,

apóyate en mi regazo.

Si estás quemado,

yo te refrescaré…

Y si te desechan como a tierra baldía,

yo haré de ti un vergel.




Nada de lo que te ocurra

podrá frenar mi amor por ti.


Florentino Ulibarri.


viernes, 17 de julio de 2015

NO SE TE OLVIDE SONREIR

En el santuario Virgen de Velilla


Estamos en verano. Los días son largos, el tiempo invita a ir con poca ropa, a ir libre, suelto. A salir de casa,  a pasear, a ir a la piscina. Invita a la tertulia, a las relaciones sociales. Este buen tiempo invita a tomarse una caña,  o un café al aire libre.

Vamos a aprovechar la ocasión. A llamar a ese amigo del que hace que no sabemos de él. A invitar a un hermano. A hablar con los padres. A sentarnos con los hijos. A llamar a los del equipo. A cercarme a alguien.  

Vamos a aprovechar este buen tiempo para hablar de “tu a tu” con Dios. Esto es, con palabras sencillas, sin discursos, sin rodeos. Vamos a decirle lo que nos sale del alma, lo que de verdad nos pasa.

No necesitas ir a ninguna iglesia, ni recorrer un largo camino. Dios está a tu lado, Dios está dentro de ti. Busca un lugar agradable. Estate ahí. Dios no necesita palabras. El ya conoce lo que te pasa. Estate ahí, simplemente. En silencio. No hagas más. Siéntele. No es necesario más.


Vamos a aprovechar este buen tiempo para sonreír, para poner en gesto agradable. Sonríe. Quita la cara larga. Sonríe. Dios es sonrisa. No se te olvide sonreír.

jueves, 16 de julio de 2015

LA MEMORIA



Qué bonito es esto que nos dice García Márquez. Con los años debemos ir eliminando los malos recuerdos, que realmente no nos llevan a ningún sitio, sino a reconcomernos por dentro para nada, porque el pasado no lo podemos cambiar.

En cambio magnificar los buenos recuerdos es muy interesante, porque nos hacer aumentar el amor hacia las personas y sentirnos bien con nosotros mismos.

Pedro, nuestro amigo, siempre daba gracias a Dios por su pasado porque sus padres le habían enseñado a rezar y a ser buena persona;  seguro que también hubo momentos duros y difíciles, pero su vida fue una acción de gracias continua. Y era feliz así. Ojala le imitemos y recordemos lo bueno que hemos vivido y nos ha hecho mejores personas.


Huellas

miércoles, 15 de julio de 2015

VALENTÍA




"Tornando a lo principal para lo que el Señor nos juntó en esta casa y por lo que yo mucho deseo seamos algo para que contentemos a Su Majestad, digo que viendo tan grandes males que fuerzas humanas no bastan a atajar este fuego de estos herejes, con que se ha pretendido hacer gente para si pudieran a fuerza de armas remediar tan gran mal y que va tan adelante, hame parecido es menester como cuando los enemigos en tiempo de guerra han corrido toda la tierra y viéndose el Señor de ella apretado se recoge a una ciudad, que hace muy bien fortalecer, y desde allí acaece algunas veces dar en los contrarios y ser tales los que están en la ciudad, como es gente escogida, que pueden más ellos a solas que con muchos soldados, si eran cobardes, pudieron, y muchas veces se gana de esta manera victoria; al menos, aunque no se gane, no los vencen; porque, como no haya traidor, si no es por hambre no los pueden ganar. Acá esta hambre no la puede haber que  baste a que se rindan: a morir, sí, mas no a quedar vencidos". Camino de Perfección, capítulo 3, número 1. Santa Teresa de Jesús.

José Luis y Sofía 


martes, 14 de julio de 2015

HOY LEEMOS A HENRI CAFFAREL

IMAGEN LOGO
Con el primer Equipo.

UNA “IGLESIA EN MINIATURA”[1]

Cada vez que se quiere profundizar en un aspecto de la vida de matrimonio o de la familia, es preciso volver a la enseñanza de la Iglesia sobre el sacramento del matrimonio[2]. Este sacramento tiene como característica que su objeto no es el individuo como en los otros sacramentos, sino la pareja en tanto que pareja. En efecto, funda, consagra, santifica esta pequeña sociedad, única en su género, que forman el hombre y la mujer casados. Y es la única institución natural que goza del privilegio de entrar en el orden de la gracia, de estar ligada, como tal, al Cuerpo místico. Esto, en efecto, no se puede decir ni de una nación, ni de un monasterio: sus miembros pueden estar ligados al Cuerpo místico, pero no la agrupación en tanto que grupo. Mientras que la pareja, ella, unida al Cuerpo Místico, es una ramificación, un órgano de este Cuerpo, cuya vida la penetra y la lleva. Esta vida, vosotros lo sabéis, tiene una doble orientación: a la vez cultual y apostólica.

A lo largo de las páginas que siguen, este es el primer aspecto que debe retener vuestra atención. Partimos de la noción de matrimonio cristiano. No es solamente el don recíproco del hombre y de la mujer; es también el don, la consagración de la pareja a Cristo. En adelante, en esta pareja que, dándose, queda abierta a él, Cristo está presente; y es por esto por lo que san Juan Crisóstomo la llama una “iglesia en miniatura”. Esta presencia, es cierto, ya tiene lugar cuando dos o tres están reunidos en nombre de Cristo (Mt 18,20), pero en el caso de la pareja hay algo más y mejor: un pacto, una alianza, en el sentido bíblico de la palabra, entre Cristo y el hogar. Lo que Yahvé decía en otra ocasión: “Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo”, Cristo, a su vez, lo dice a la pareja. Así, unido a la pareja, presente en la pareja, Cristo aspira a dar gracias a su Padre, a interceder con y por los esposos en el mundo entero…

El tiempo fuerte de este culto de la pareja, es precisamente la oración conyugal. Y por la noche, cuando este hombre y esta mujer oran, es la oración de su Hijo bien amado lo que el Padre de los Cielos escucha, porque, dentro de su corazón, el Espíritu de Cristo inspira sus sentimientos.

En tanto no se alcance este nivel, no se puede coger ni promover la oración conyugal. Su necesidad y su grandeza no se explican más que en la perspectiva del sacramento del matrimonio. En una palabra, cuando Cristo une por su sacramento a un hombre y a una mujer, es para fundar un santuario, este santuario que es un hogar cristiano, donde él, Cristo, podrá celebrar, con esta pareja, por esta pareja, el gran culto filial de alabanza, de adoración y de intercesión que ha venid a instaurar en la tierra…

¿Y la oración familiar? Muy pronto, en efecto, la pareja se transforma en familia. La oración conyugal entonces muy naturalmente se convierte en oración familiar. Yo no digo que la oración familiar sustituye a la oración conyugal, sino más bien que la oración conyugal se expansiona en oración familiar. La distinción es importante. Esto quiere decir que para captar el significado profundo de la oración familiar, es preciso partir de la oración conyugal.

Hemos dicho que la pareja es célula de la Iglesia, es partícipe de la vida de la Iglesia: para la pequeña célula como para la Iglesia entera, la primera función es el culto a Dios. No olvido que la pareja tiene otra función característica, específica: la procreación. Pero esta misma procreación, en un hogar cristiano, no se comprende bien sino es con respecto a su misión cultual. Expliquémonos.

El gran objetivo de la fecundidad, en un hogar cristiano, es, o al menos debería ser, engendrar y formar “adoradores en espíritu y verdad” para que sobre la tierra continúe el culto al verdadero Dios. Pero en espera de que los niños tomen el relevo fundando familias a su vez, he aquí que se les asocia la oración conyugal y, gracias a ellos, se expande en oración familiar, como la savia pasa del tronco a las ramas con el fin de que soporten las hojas, las flores y los frutos. La oración conyugal se une a los hijos para cantar la gloria del Señor en nombre del mundo entero. Así entendida, la oración familiar es diferente de una conmovedora costumbre: es verdaderamente la actividad primera, capital, fundamental de la familia cristiana. Es la que distingue la familia cristiana de una familia no cristiana. En consecuencia, la oración familiar no será solamente la oración del padre o de la madre, ni incluso la oración de los dos, ni solamente la oración de los hijos, sino la oración de todos, unánimes, en la que nadie es simple espectador, en la cual cada uno participa activamente.

HENRI CAFFAREL




[1] Editorial de la LETTRE MENSUELLE DES EQUIPES NOTRE-DAME, Mars 1962.
[2] Extractos de una conferencia hecha en las Jornadas de Hogares responsables, en octubre 1958, y aparecida en el nº 98 de “l’Anneau d’Or”

lunes, 13 de julio de 2015

VAMOS A PONERLE ILUSIÓN


Hablamos, en la vida, de expectativas, de esperanza, de grandes sueños. Hablamos de ilusiones, de motivos, de razones para pelear. Hablamos de lo que nos hace levantar cada mañana. De lo que tira de nosotros para avanzar. ¿Te imaginas no esperar nada, no desear nada, no luchar por nada? Sería bien triste.

Por eso, hoy te invito a sonreír, a echarle ganas, a poner paciencia, a aceptar como estás. Y todo con ilusión. Sueña y al mismo tiempo acepta. Es posible que las cosas no vayan como quisieras, es posible que estés pasando un mal día, una mala etapa. Es posible que estés enfermo, que tengas dolor. Es posible que no encuentres trabajo o que la pensión sea escasa para lo que necesites. Pero no dejes de soñar, no pierdas la ilusión.  Si conservas las ganas de vivir, podrás aceptar todo eso que te pasa de distinta manera. Sueña. Ilusiónate.


Cuenta con Dios. El te ha creado. Y lo ha hecho para bien. El quiere que seas feliz. El te ama. Deja que te anime. Siéntele dentro de ti. Háblale. Escúchale. Verás que en esa relación te sentirás bien.  Deja que Dios te anime. Ponle la cara bonita. El siempre está ahí. Para soñar contigo. Para ilusionarte contigo.  Dios te ama.