domingo, 6 de marzo de 2011

SÓLO AMAR ES MI EJERCICIO

Muchas veces decimos que la Palabra de Dios y especialmente el Evangelio es exigente. No quiero contradecir esa afirmación, pero sí matizarla. Para mi la Palabra de Dios es sobre todo “caricia”.

El Evangelio de este domingo nos viene a decir que ¡cuidado con los “beatos”!, es decir aquello que creen que con hacer y participar en determinados rezos ya están cumpliendo.

Dice Jesús en Mt. 7, 21-27, “No todo el que dice ¡Señor, Señor!, entrará en el Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. “El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, es como aquel hombre sensato que edificó su casa sobre roca”…sin embargo, el que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, es como aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena”.

¿Qué es poner en práctica las palabras de Jesús? Amar. Amar a Dios, que es amar al prójimo. Pero no en teoría sino en la práctica. Amar al que está a mi lado: a mi mujer, a mis hijos, a mis vecinos, a las personas con las que me cruzo, a los que me hacen la puñeta, a los que pueden complicarme la vida… Escuchar la Palabra no es suficiente, hay que ponerla en práctica.

Por eso, retomando la primera frase decimos que la Palabra es “caricia” porque el amor es cercanía, acogida, proximidad, escucha. No basta ir a misa, es necesario hacer de la vida diaria una misa. Para eso tenemos que enamorarnos de Jesucristo.

De una forma bellísima lo dijo San Juan de la Cruz:

“Mi alma se ha empleado

y todo mi caudal,

en su servicio:

ya no guardo ganado,

ni ya tengo otro oficio,

que ya sólo en amar

es mi ejercicio”.

1 comentario:

  1. Me gusta eso de "sólo en amar está nuestro ejercicio".

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