Muchas veces estamos muy negativos y decimos que todo va muy mal, que nunca hemos estado peor, que a dónde vamos a llegar con esta situación, que el trabajo está mal, que la crisis es enorme, también en la Iglesia…
Pero quizá sea el momento de pararnos a analizar qué cosas van mejor que en el época de Jesús.
De momento no vivimos en una sociedad a la que le parezca que la esclavitud es normal. Todos valoramos la libertad de la que disponemos. Podemos salir, recibir correos sin que nadie nos lo lea, podemos viajar, podemos ver la televisión y soñar con lugares preciosos.
También tenemos comodidades con las que antes ni soñábamos: tenemos agua, agua corriente en casa, agua caliente, tenemos lavadora, lavavajillas, plancha eléctrica, ascensor, coche, moto, trenes, aviones… Si tenemos un hijo fuera sabemos que no van a pasar años sin poder verlo, porque las comunicaciones son buenas, tenemos Internet…
Hay muchos avances sanitarios. Hoy nos sacan una muela sin dolor o nos operan con anestesia, existen psiquiatras que nos ayudan a superar situaciones difíciles, cirujanos que nos quitan tumores, hernias…
Tenemos capacidad de llegar a una mínima educación. Sabemos leer y escribir, podemos leer libros que nos distraen y nos forman. Podemos educar a nuestros hijos con una enseñanza gratuita. Si valen pueden ir a la universidad…
La mujer ha empezado a ser valorada. Es considerada como una persona con la misma dignidad que el hombre y ha salido de la situación de sierva del hombre…
Tenemos obras de arte con las que disfrutar, música, danza, fotos… Aunque a veces veamos las cosas difuminadas pueden seguir siendo bellas y buenas.
¿Seguimos? Hay cosas maravillosas que antes no había y no vimos a Jesús quejarse tanto. Él sólo nos decía que nos amemos y le amemos a Él.
Dejemos de quejarnos y transmitamos a los demás una imagen de agradecimiento por todo lo bueno que tenemos.
¡Ah, por cierto, también tenemos los Equipos!
Huellas
Me gusta esta reflexión invitando a valorar las muchas cosas buenas que tenemos
ResponderEliminarCuantas veces ponemos la atención en pequeñas manchas o en mínimos defcetos y nos nos fijamos en el conjunto. A raíz dee ste artículo, yo quiere levantar mi voz por "el hombre", por la civilización, por el mundo... porque es mucho lo bueno y grande que el hombre es capaz de hacer por sí mismo y por los demás. No me guatan los profetas de calamidades, sobre todo si no asumen su cuota parte de responsabilidad.
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