En homenje a Miguel Hernandez, de quien estamos celebrando los cien años de su nacimiento, durante estos días.
Tus cartas son un vino
A mi gran Josefina adorada
Tus cartas son un vino
que me trastorna y son
el único alimento para mi corazón.
Desde que estoy ausente
no sé sino soñar,
igual que el mar tu cuerpo,
amargo igual que el mar.
Tus cartas apaciento
metido en un rincón
y por redil y hierba
les doy mi corazón.
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme, paloma,
que yo te escribiré.
Cuando me falte sangre
con zumo de clavel,
y encima de mis huesos
de amor cuando papel.
Sígueme mándandome rosas
ResponderEliminardesde tu cielo azul,
¿por qué hay cielo, verdad, amor?
Aunque mi cuerpo yazca muerto
hasta mi llegará tu olor,
tu bendito olor a rosas
hasta mi cielo azul.
Cantar al amor es ensanchar el corazón. Comunicar el amor -en este caso por cartas- es darle de comer.
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