domingo, 21 de noviembre de 2010

JESUCRISTO, REY DEL AMOR



Hoy celebramos la solemnidad de Cristo Rey del Universo. Es el último domingo del año litúrgico. Viene a ser el colofón de todo. Este mundo llega a su final y Cristo es el Rey.

Es una imagen un tanto contradictoria. Jesús, en su etapa de hombre, no estuvo cerca de los que gobernaban y tenían el poder, no estuvo cerca de los reyes. Y sin embargo hoy proclamamos que es Rey.

No nos equivoquemos. El reinado de Jesús no es como el de los reyes de la tierra. La constitución en el reino de Jesús tiene un artículo solamente: ama a Dios y a los hombres. No necesita de más normas legales ni reglamentarias. Los que ayudan al gobierno de Cristo –ministros y demás personalidades que ejercen el poder- son los que más aman. Y en ese reinado está el que quiere. Es libre pertenecer a él.

Que poco tiene que ver el Reino de Cristo con el de los hombres.

Nos ha llamado la atención en el Evangelio de hoy, Lucas 23, 35-43, la actitud tan distinta de los dos ladrones que acompañaron a Jesús en la cruz. Uno enrabietado exige a Jesús que haga uso de sus poderes y salga de esa situación inhumana, y le salve a él. El otro en cambio, reconoce que ha hecho mal y se enoja no contra su situación sino contra la de Jesús que es crucificado injustamente. Dos lecciones distintas. La de quien persiste en el error y la de quien se arrepiente. Aprendamos de ellas. Ya sabemos cuál es el premio: “Te aseguro, hoy estarás conmigo en el paraíso”.


Señor, aquí nos tienes, somos poca cosa, pero a veces muy puñeteros. Nos queremos hacer la vida difícil. Y así todos perdemos. Ayúdanos a ser confiados, generosos, humildes, alegres, agradecidos. En esos campos es donde está el CIELO.

1 comentario:

  1. ¿El cielo no erá eso:n espacio de bondad, de sinceridad, de calor y de frescura permanente?

    ResponderEliminar