Celebración de la Navidad en Campo de Pastores, Belén |
En el principio y existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
- Éste es de quien dije: «El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia: porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: El Hijo único, que está en el seno del Padre es quien lo ha dado a conocer.
Es el día. Después de cuatro semanas de preparación, llegó la fecha, el momento supremo.
No tengo adjetivos para explicar este acontecimiento. Quizás fuese suficiente con contemplarlo y admirarlo. Y basta. Pero de alguna manera trataré de acercarme a él.
Hemos celebrado muchas veces la Navidad. Tiene el riesgo de dejar en la rutina el acontecimiento más grande: Dios se hace hombre. Quiere estar tan cerca de nosotros que se iguala a nosotros. Esto es tan grande que sólo Dios puede hacerlo. Dios se hizo pequeño, frágil, indigente.
San Juan lo explica con la Palabra: la Palabra se hizo hombre y vino a estar con nosotros. ¡Qué maravilla!
Es admirable cómo Dios se he metido dentro de la humanidad formando parte de ella. No nos engañemos: si no somos capaces de sentir a Dios en las personas, no lo sentiremos ni en iglesias ni en imágenes ni en retiros ni en ningún otro sitio. “A Dios nadie le ha visto jamás”, es Jesús quien nos lo ha dado a conocer.
Queridos amigos de los equipos e inernautas, hoy tenemos motivos para estar felices: ES NAVIDAD. JESÚS ESTÁ ENTRE NOSOTROS, DENTRO DE NOSOTROS. Hemos de llevarlo a la sociedad que tenemos y en la que vivimos.
Hoy, Dios, te haces hombre,
Quieres sentir la debilidad del ser humano,
Porque amas tanto al hombre,
Que has querido amar y sentir también como hombre.
Te siento dentro de mi,
Me impulsas a salir de mi mismo,
Y a anunciar con mi vida,
Que nos amas, nos quieres y nos animas.
Y no tengo palabras.
Basílica de la Natividad en Belén: cuando donde nació Jesús. |
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