viernes, 28 de enero de 2011

TRATAD A LOS DEMÁS COMO DESEÁIS QUE OS TRATEN A VOSOTROS

Hoy celebramos la festividad de Santo Tomás de Aquino, Canonizado en 1323, declarado Doctor de la Iglesia en 1567 y patrón de las universidades y centros de estudio.

Nuestra madre la Iglesia nos pone además hoy como evangelio las parábolas del Reino de los cielos, en concreto San Marcos nos presenta el Reino como un grano de mostaza y como la simiente que dará fruto ella sola

Santo Tomás, en una de sus obras, Opuscula Theologica, comenta que nuestro Credo termina con: «La vida perdurable. Amén». Porque esta vida perdurable es el término de todos nuestros deseos. La vida eterna, casi nada.

Pero “¿y esto qué es lo que es?, que se diría con jerga granadina

La vida perdurable consiste, primariamente, en nuestra unión con Dios, ya que el mismo Dios en persona es el premio y el término de todas nuestras fatigas: Esta unión consiste en la visión perfecta: Allí habrá gozo y alegría, con acción de gracias al son de instrumentos, como canta el salmista.

Consiste, también en hallar descanso, y éste está en Dios, como dice san Agustín: «Nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón no hallará reposo hasta que descanse en ti».

Y también el precioso salmo “Al despertar me saciaré de tu semblante”.

Y por último, se trata de amor, de amar. Todos, en efecto, amarán a los demás como a sí mismos, y, por esto, se alegrarán del bien de los demás como el suyo propio. Con lo cual, la alegría y el gozo de cada uno se verán aumentados con el gozo de todos.

Este era precisamente el “lema de campaña”, o frase clave que el Santo de Aquino transmitía a sus coetáneos: "Tratad a los demás como deseáis que los demás os traten a vosotros". Y para esto la puerta es la humildad. Según el propio Santo Tomás, él aprendió más arrodillándose delante del crucifijo que en la lectura de los libros.


Y nosotros, ¿qué?...Mirad, es maravilloso: nosotros, ya bautizados que somos, no tenemos que esperar a morir físicamente para vivir en esta vida eterna, para disfrutar del Reino de los cielos.

¡Miraos a vosotros!, ¡a vuestro matrimonio!, … ¿Acaso no lleváis 56 años casados?, ¿o doce?...

Y se cumple la palabra “[…]jugará el niño con el áspid, el león y el cordero pacerán juntos[…]”¡Ánimo!,

Tanto tiempo juntos, con los tiempos que corren hoy día, el amor conyugal, la fidelidad matrimonial, son un inequívoco y admirable signo del Reino de Dios en nuestros días.

¡Ánimo y adelante!

¿Y los ENS en León?, Mirad pues, el grano de mostaza es en sí pequeño, pero al crecer los pájaros anidan en sus ramas. ¡Ánimo!, ya vendrán matrimonios “volando”, a rehacer su vida.

Y como la simiente que crece sola por la noche y da fruto, y cuando lo ha dado es cortada, os transmito todo el ánimo para ser testigos en esta generación del amor de Dios en nuestras vidas, en nuestro bendecido matrimonio y en nuestra madre la Iglesia que a través del movimiento nos concede madurar en la fe.

Jesús y Mariví

3 comentarios:

  1. Es posible, como dicen Jesús y Mariví en su reflexión que empecemos el cielo en la tierra. Es más sólo es posible así. No caegamos en pesimismos, el amor será más fuerte que las disputas. Es una cuestión de CONFIAR EN LO QUE DIOS NOS HA DICHO. Nosotros, recién llegados de la Tierra Santa, lo hemos comprendido mejor. Un abrazo a todos. Herminio y Mª Nieves

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  2. Está claro que si a los demás no los tratamos con amor es que tenemos poco de cristianos. Seamos auténticos cristianos y amemos a los que nos gustan y a los que no.

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  3. Sobre todo amemos a los que no nos gustan nada. Si podemos lograrlo, porque es muy difícil amar a un enemigo.

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