Con ofrendas y de lejos
tras el fulgor de una estrella
unos magos son guiados
a amaneceres de dicha
nunca jamás contemplados.
Los hombres desde ese instante
van absortos y absorbidos
contemplando su linaje
sin lograr ser percibidos
de lo que encierra el mensaje.
En la ternura de un niño
sin aparente grandeza
se encierra tanto misterio
y de especial sutileza
que ya abarca dos milenios.
El niño Dios nos bendiga
y nos inspire a acertar
el Amor que ÉL nos prodiga
logremos aprovechar
a que su expansión prosiga.
Marisol Mardomingo
Gracias Marisol por tus versos. Nos pueden ayudar a entender la grandeza de Dios.
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