martes, 4 de enero de 2011

EPIFANÍA



Con ofrendas y de lejos

tras el fulgor de una estrella

unos magos son guiados

a amaneceres de dicha

nunca jamás contemplados.


Los hombres desde ese instante

van absortos y absorbidos

contemplando su linaje

sin lograr ser percibidos

de lo que encierra el mensaje.


En la ternura de un niño

sin aparente grandeza

se encierra tanto misterio

y de especial sutileza

que ya abarca dos milenios.


El niño Dios nos bendiga

y nos inspire a acertar

el Amor que ÉL nos prodiga

logremos aprovechar

a que su expansión prosiga.

Marisol Mardomingo

1 comentario:

  1. Gracias Marisol por tus versos. Nos pueden ayudar a entender la grandeza de Dios.

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