domingo, 23 de enero de 2011

DENUNCIAMOS LOS ABUSOS CONTRA LOS NIÑOS Y LA MUERTE VOLUNTARIA DE LOS CONCEBIDOS

El Evangelio de este domingo, Mt 4, 12-23, relata la llamada de Jesús a los hermanos Pedro y Andrés y Santiago y Juan. Andaba Jesús por el entorno del Lago de Galilea, donde estos hermanos estaban trabajando y les invita a seguirles. El Evangelio dice que dejaron las redes y le siguieron inmediatamente. ¿Qué vieron en Jesús para abandonar su actividad y seguirle?


Llama la atención la respuesta inmediata de estos cuatro apóstoles. Nos pueden servir de ejemplo para nosotros. En este caso, la entrega es total: lo dejan todo y se van. ¿Y nosotros qué?


Creemos que nuestra entrega ha de ser total desde nuestra vocación de casados: primero en nuestra casa y después con los demás. Pero hay un ámbito específico de los laicos: es el mundo, la sociedad, la política, los sindicatos, las asociaciones… es ahí donde se espera nuestra presencia.


Hoy celebramos la Jornada de la Infancia misionera. Es un grito desgarrador lo que ocurren aún en muchos países con los niños: no van a la escuela, no juegan, no tienen para comer. Esto se ha de corregir y debemos denunciarlo. Y hay un gripo desgarrador en las sociedades avanzadas que es el de quienes, ya concebidos, no pueden nacer porque se interrumpe el embarazo voluntariamente. Nos negamos a admitir que eso sea progreso. Eso es una aberración que no podemos compartir y que denunciamos.

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