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| Eucaristía domingo 22 de julio |
LA COMPASIÓN ES ARREMANGARSE
"El samaritano..se llenó de compasión; se acercó, le vendó las heridas, derramando en ellas aceite y vino; lo montó en cabalgadura, lo llevó al mesón y cuidó de él", Lc. 10,33
Es este el texto para la reflexión de hoy martes en el Encuentro de Brasilia.
La compasión es el mismo amor,
no es una idea teórica,
ni un pensamiento bonito.
La compañarse es arremangarse,
entrar en el dolor,
curarlo,
estar ahí.
Corren tiempos de recortes,
especialmete para los más débiles,
los emigrantes y los pobres.
La compasión impide quedar fuera de esa realidad.
Arremangastrse es colaborar,
denunciar,
criticar,
y echar una mano con lo nuestro.
Como hizo el samaritano:
curó las heridas, cuidó de él y lo llevó al hospital.
Eso es arremangarse.
Eso es entrar en los problemas,
Pues, amigos, manos a la obra:
toca arremangrase.
Nuestros peregrinos de Brasilia
están cogiendo fuerzas
para ecahrse a la plaza,
con miedo o sin miedo.
A todos nos toca hacerlo.
Cuanto antes.
No es tiempo para estarse quieto. Toca moverse. Echarse al ruedo. Implicarse. Para ello el mejor alimento es la oración. Sin ella, las posibilidades de fracaso y de ir por el camino equivocado son mayores. Acció y oración, ambas necesarias, las dos imprescindibles, porque cuando alguien te pide pan dale de comer, no es el tiempo de la palabra ni de los dicursos, después de comer enséñale la fe. IRIS
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