martes, 17 de julio de 2012

MURMURAR




Lugar de oración y silencio


Hace unos días me invitaron a un acto de oración y silencio. Comenzó el acto con la oración, una vez finalizada, fue el momento dedicado a la meditación y silencio. Cuando estábamos en ello me entró un sopor, una somnolencia que no podía dominar, me quedé dormido, no del todo, como vulgarmente se dice, me quedé transpuesto, pero no me impidió oír a dos personas que estaban detrás de mi, decir:

 ¡Te das cuenta que no está a lo que ha venido, que está durmiendo!.

Me molestó un poco dicho comentario, me quedé con ganas de dar la vuelta y decirles:

 ¿Ustedes a que están, a qué han venido?

Pero desistí de mi intención y me dije: “no te pongas a su altura”.

A raíz del comentario de estas personas, recordé un relato que había leído hace tiempo en un libro de Anthony de Mello, “El Canto del Pájaro” que dice así:

MEJOR DORMIR QUE MURMURAR

Sa’di de Shiraz relata esta historia acerca de si mismo:

Cuando yo era niño, era un muchacho piadoso, ferviente en la oración y en las devociones. Una noche estaba yo velando con mi padre, mientras sostenía el Corán en mis rodillas.

Todos los que se hallaban en el recinto comenzaron a adormilarse y no tardaron en quedar profundamente

dormidos. De modo que le dije a mi padre:

"Ni uno solo de esos dormilones es capaz de abrir sus ojos o alzar su cabeza para decir sus oraciones. Diría uno que están todos muertos".

Y mi padre me replico:

"Mi querido hijo, preferiría que también tú estuvieras dormido como ellos, en lugar de murmurar".

La conciencia de la propia virtud es un riesgo muy propio de quien se embarca en la oración y en la piedad.


Quiero también poneros una frase de Madam STAEL:

“La murmuración se parece al humo porque se disipa pronto, pero ennegrece todo lo que toca”.

Jesús Aguado

A ti, bloguero, que pasas habitualmente por esta página o que hoy, por no se qué razón, acabaste en ella, ¿quieres decir algo a propósito de la murmuración? Déjalo en comentarios. 

1 comentario:

  1. Esta rflexión me enseña a centarme en mí, sin mirar a los demás, yo soy el que me puedeo trabajar, deja a los demás que hagan su labor en sí mismos. Murmurar no sirve de nada, solo para molestar. En esto los cristianos tenemos un garna camino que recorrer. IRIS

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