Llevamos tiempo hablando de la crisis en la Iglesia y en los Equipos, y no nos damos cuenta que somos nosotros, con nuestra manera de ser, con no querer aceptar los cambios, los que de alguna manera colaboramos a que haya esta situación.
La Iglesia ha ido cambiando poco a poco a lo largo de los siglos. Como decía Iris en un comentario a un blog nuestro anterior “Lo esencial es muy poco. Casi lo podemos reducir a Jesucristo, Él es la razón de ser de nuestra fe. Lo demás puede ser accesorio y hay que explicarlo y entenderlo teniendo en cuenta las nuevas circunstancias”. Eso es lo que pensamos nosotros. No podemos agarrarnos a normas o tradiciones que fueron buenas en su tiempo pero que hoy se han desfasado. Hemos de ser creativos desde el amor.
Jesucristo y su forma de vivir es lo que nos ha de dar ideas. Siempre era cercano, estaba con todos, los que le gustaban y los que eran distintos. ¿Somos nosotros así? Por eso esta frase nos parece interesante. No mantengamos los errores “toda la vida”, ese es el mayor pecado. El Espíritu parece que está iluminándonos en otras direcciones. Abramos las ventanas para que entre y nos traiga nuevas ideas.
Huellas
Situaciones nuevas han de traer respuesta nuevas. Partamos del Evangelio, esa es la basa enamovible, centremos todo lo estructural en Jesús y busquemos formas nuevas. Un ejemplo. La falta de matrimonios. Hoy los jóvenes se unen y no se casan, sólo, después de un tiempo de convivencia, se casan, civil o religiosamente. Esto es una realidad que no podemos ocultar no obviar. Y esto conlleva la adaptación de los cursillos prematrimoniales. No vale lo que se hacía unos años atrás. La Iglesia, los Equipos, todos, tenemos que adptarnos y ofrecer otras formas. Está apunto de comenzar el Encuentro de Brasilia, ahí hay que ir dando forma a estas nuevas opsciones. No podemos quedarnos en lo que fue. Hay que estar con lo que es. IRIS
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