jueves, 12 de julio de 2012

¿SOMOS FERMENTO?







Llega el verano y unos y otros nos reencontramos con nuestros lugares habituales de veraneo, o con la familia o en el pueblo en el que nacimos o al que nos sentimos unidos. Habrá quien este año no tendrá vacaciones porque la crisis no se lo permite. Pero para esas personas también llega el verano, con su calor que, de alguna manera, calienta también el corazón.

En estos lugares a los que nos acercamos en estas fechas también podemos ser fermento con nuestras vidas. ¿Cómo? Pues siendo sencillos, positivos, esperanzados. También disfrutando con la belleza que la naturaleza nos regala y siendo felices por ello. Son pequeñas cosas las que pueden hacernos grandes al enseñar al Señor en nuestro entorno. Recordamos aquélla parábola tan bonita que decía: «Con el reino de Dios sucede como con la levadura que tomó una mujer y la escondió en tres medidas de harina, hasta que todo quedó fermentado».

Si logramos llevar en nosotros la semilla del amor irá fermentando en nuestro interior, porque Dios trabaja desde dentro de nosotros. De dentro pueden salir esas cosas tan bonitas: la bondad, la humildad, la mansedumbre, la paciencia, la esperanza…

La Iglesia está comenzando un tiempo nuevo. Estamos pasando de una Iglesia triunfante a una Iglesia de minorías que vive en un mundo secularizado. Quizá la expansión de esta nueva Iglesia dependa de nosotros, pequeños grupos de creyentes que nos reunimos para escuchar lo que el Espíritu tiene que decirnos y después expandirlo por el mundo. En última instancia es bonito ser como un fermento de salud en medio de una sociedad que ha dado la espalda a Dios. Pero si lo pensamos es esperanzador volver a vivir como los primeros creyentes, con la humildad de saberse pocos y débiles, pero con la osadía y la audacia de saber que Cristo va con nosotros.

Feliz verano amigos. Que la masa crezca abundantemente gracias a nuestro fermento.

Huellas

1 comentario:

  1. Qué bonita, sencilla y llena de contenido es la reflexión de hoy de huellas: somos fermaneto en medio de la masa. Y es verdad. Somos personas en el mundo, para vivir en él y hacer de él algo bueno. Nuestra tarea está en el mundo, en la sociedad, en el bar, el la piscina, en la calle...es ahí en la acción de vada día donde somos fermento. Si somos humildes pero valeintes nuestras acciones irán dado sus frutos, aunque no los veamos.
    ¿Qué pasa con la Iglesia? Muy sencillo: es paar gente comprometida a la que no le puede ser infiferente lo que pasa en la sociedad y a cada persona. Si se parta de esa tarea se parta de Cristo y pierde todo su sentido. Hay que volver a la esencia, a mismo Cristo. IRIS

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