lunes, 7 de mayo de 2012

TODOS SOMOS PERSONAS: NADIE SIN HOGAR


"Pobreza". Foto Andy

Extracto de un texto escrito por personas que viven en nuestras calles, con motivo de la campaña Todos somos ciudadanos, nadie sin hogar:



¿Es digno ser invisible a los ojos de los demás?
¿Es digno ser un número, un expediente?
¿Es digno el rechazo?
¿Es digno que no te atienda un médico?
¿Es digno no poder solicitar una tarjeta de salud por no conseguir todos los papeles?
 ¿Es digno enfrentarse a un montón de trámites que no entendemos, y que nadie nos explica, para acceder a un abogado?
¿Es digno que los medios de comunicación construyan y vendan morbo, a costa de nuestros problemas? No nos conocéis, no profundizáis en lo que nos pasa. Se nos criminaliza por pobres, borrachos, drogadictos, enfermos o sucios; se nos juzga culpables y se nos ve como amenaza. La persona que no ha vivido nunca así no lo entiende; eso les pasa a otros, no a mí, dice, y cuando pasa a tu lado, no te mira. Y te sientes menos que un perro. Pero es que esto no es un problema de no beber, o de trabajar y punto. Llegamos a esta situación por distintas circunstancias, pero tenemos derecho a que se nos respete, y tenemos derecho a cambiar. Queremos tener derechos, sin rehuir obligaciones. Necesitamos espacios en los que se nos ayude a curar nuestros problemas físicos y psicológicos, y poner en orden nuestra vida. Pero no vale cualquier ayuda. Te dan dinero a la puerta del súper y eso te anima a seguir pidiendo, te conformas con la situación; pero, en el fondo, sabes que necesitas otra cosa: un trabajo, un hogar… La situación se te hace insostenible y bebes para tener fuerzas y aguantar la indignidad de no tener dónde asearte, de pedir limosna, de no tener un sitio al que ir.

Amigo internauta, después de leerlo, quédate un momento en silencio y trata de ponerte en su lugar

1 comentario:

  1. La situación debe ser terrible y es cierto que los vemos más como degenerados que como víctimas. Ojala pudieramos meternos en su cuerpo y ver cómo se sienten, quizá así podríamos mirarles a los ojos y decir: ven hermano que mi casa es la tuya y mi corazón te acoge como a un hermano. Pero queda mucho camino al cristiano para llegar a eso. ¡Ven Espíritu Santo y ayúdanos a acogerlos!

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