En los Equipos de León predominamos los cristianos mayores por no decir ancianos. Hemos sido educados en familias cristianas en las que nadie se hacía preguntas sobre la fe o la forma de expresarla. Pero hoy todos nos hacemos preguntas y no nos vale ¡gracias a Dios! la fe del carbonero.
Y nos preguntamos ¿Qué ocurre en nuestra Iglesia?
Si miramos a nuestro alrededor los avances en la sociedad han sido inmensos a nivel de la ciencia, la filosofía, la teología, la técnica… Y es en esta sociedad donde hay que evangelizar, llevar la Buena Noticia, testimoniar nuestra felicidad en la fe que nuestros antepasados nos han transmitido durante tantos siglos. Los primeros cristianos habían visto a Jesús y eso los hacía fuertes. Pero hoy la Verdad de la que hablamos está llena del polvo de los años y de interpretaciones que son de hace siglos.
Pero pensamos que nuestra Iglesia tiene miedo a buscar esa Verdad hoy, porque actualizar el Evangelio puede dejar a muchos en el camino y prefiere agarrarse a lo que viene de atrás, muchas veces de la Edad Media. Pero ese miedo al cambio también está dejando a muchas personas en el camino. Y muchas de esas personas son jóvenes, son nuestro futuro en la Iglesia. Por eso debemos plantearnos qué Buena Noticia vamos a transmitir en nuestro mundo de hoy, con un lenguaje inteligible para todos, y a la vez sin que se devalúe nada de lo que Jesús nos dijo. No es fácil y por eso, cerrarnos a no pensar en ello, está haciendo que las Iglesias se vacíen cada vez más.
Es nuestra responsabilidad desde el Movimiento hacernos preguntas e intentar responderlas desde la imaginación y el amor. Y sobre todo no tener miedo. El Espíritu nos acompaña.
Huellas
Me gusta echarle imaginación y no recorrer, sin más, los mimsos enderos de siempre. Pero qué difícil resulta abrir nuevos caminos. Y sin ambrego es aboslutamente necesario. Y para eso tenemos la capacidad y la oración
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