JESÚS ES LA PUERTA

El pasado domingo 15, leímos un texto de Juan en el que Jesús nos habla del Buen Pastor. Lo cita como a la persona que entra por la puerta para dar vida a los que están dentro.

Hoy en la Iglesia estamos viviendo momentos difíciles entre la jerarquía y el pueblo llano. Unos ven a una parte de la jerarquía como autoritaria y muchos laicos a su vez se sienten rechazados y marginados cuando quieren hablar de lo que sienten y piensan. Esto crea un clima de crispación y recelo que no hace felices ni a unos ni a otros.

Hemos de volver a una Iglesia donde todos nos sintamos cómodos, donde todos nos sintamos escuchados y valorados, la jerarquía y los laicos.

Para ello hemos de volver a entrar por esa puerta que da vida a los cristianos. ¿Pero cuál es esa puerta? Jesús nos lo dice en ese relato: «Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas», hay que entrar por el camino abierto por Jesús viviendo su evangelio, proponiéndonos como modo de vida su forma de ser, cercano, cariñoso, siempre servidor, nunca se escandaliza de las preguntas que le hacen, explica una y otra vez que el único camino para pasar por la puerta es Jesús, el amor máximo.

En no pocas Iglesias todos están sufriendo mucho: los pastores y el pueblo de Dios. Hemos de luchar por recuperar la paz, y para ello debemos sentarnos a hablar. Es como en las familias, si no hay diálogo, si no nos escuchamos unos a otros desde el amor, el matrimonio se va a pique.

Vamos a necesitar cada vez más a Jesús, que es la Puerta.

Para muchos la dificultad no está en reconocer la presencia de Dios en su corazón, lo difícil es reconocerlo en el prójimo en la vida de todos los días, en las instituciones eclesiales. Por eso hemos de dar un nuevo paso saltar desde la fe en Dios a la encarnación, al Dios entre nosotros que se ha encarnado en los hombres. Si vemos a Dios entre los hombres, dentro de ellos, entonces podremos hablar con los demás sin resquemor y la vida será más feliz.

Que Dios nos ayude a todos.

Huellas