ALGO COMIENZA DE NUEVO

Ha pasado la pasión de Cristo y después ha resucitado. Pero los discípulos siguen con miedo, encerrados en una casa. No se acaban de creer que algo comienza. Es un nuevo inicio. Jesús ha venido al mundo a salvarnos. Pero ellos no lo ven. ¿Qué hacer? se preguntan. Parece que la única solución a sus miedos es esconderse detrás de puertas bien cerradas. Aunque recuerdan a Jesús y que les hablaba de la Buena Noticia, ellos no se sienten con fuerza para abrir las puertas y salir a anunciarla.

Pero Jesús se les aparece y está lleno de vida. Esto es lo que les da fuerza y ganas de comenzar a abrir puertas y evangelizar.

Quizá nosotros estamos también encerrados en nuestro miedo, nos falta oración, no acabamos de creernos con el corazón que Jesús está siempre dentro de nosotros y es el que nos da el impulso para avanzar.

Jesús les dice: “La paz esté con vosotros”. Necesitamos esa paz que nos haga ver el mundo de otra forma. Jesús fue abandonado, negado, entregado por sus discípulos y sin embargo no reprocha nada, sólo les trae la paz y les deja el Espíritu que sigue con nosotros veintiún siglos después.

¿Y esto que nos dice hoy? Quizá tengamos que ser conscientes de que comenzamos otra vez la evangelización sobre las cenizas de cosas que ya no nos valían, porque eran de otro tiempo. Sólo el Espíritu nos puede renovar hoy, hacernos más creativos, más compasivos y misericordiosos. Desde esta posición la comunión entre todos es posible.

Pero para ello necesitamos mucha oración para ser capaces de abrir nuestras puertas a las personas de nuestro entorno, en el siglo en el que estamos. Los discípulos tuvieron mucho miedo y les costó abrirse. Nosotros podemos también tener ese miedo. Pero no olvidemos que Jesús no nos va a abandonar nunca.

Que de verdad la paz y la alegría estén entre nosotros.

Huellas