domingo, 26 de diciembre de 2010

JORNADA DE LA FAMILIA Y DE LA VIDA

HOY TAMBIÉN ES NAVIDAD: Dios se ha hecho hombre, como nosotros. ¡Vaya atrevimiento! ¡Menuda humildad! ¡Inmenso amor!

El Evangelio de este domingo, MT 2, 13-15 y 19-23, refleja claramente cómo se ha cumplido en Jesús lo que se había anunciado en el Antiguo Testamento. ¡Dios siempre cumple!

Pero a nosotros lo que más nos ha llamado la atención son las dificultades por las que, desde el principio, pasó la familia de Jesús, José y María: tuvo que ir a Egipto y marchar de su pueblo porque Herodes quería matarlo. Fue por tanto un emigrante.

Hoy, que tanto se habla de crisis y dificultades, ¿nos hemos preguntado las que había cuando nació Jesús? Hoy, que hay tanto control para que la emigración esté regulada, ¿nos hemos preguntado si los que huyen de sus países es por pura necesidad de subsistencia?

Hoy celebramos la Jornada de la Familia y de la Vida.

La familia es el lugar donde se educa y se hace crecer, se reflexiona y se dialoga, padres e hijos se respetan y se aman mutuamente por el solo hecho de ser personas. La familia es el lugar en el que todos aprenden a amar, a respetarse y a ayudarse. La familia es cuna de la vida que comienza, crece y se desarrolla. No habrá calor humano en el mundo sin el respeto a la familia. El perdón y la comprensión son la base de la estabilidad familiar y de la superación de las dificultades que surgen en las relaciones de cada día.

La vida es el don más preciado y nadie puede disponer de él. No concebimos leyes del aborto como la de nuestro país, que lo legaliza libremente hasta las catorce semanas. Una aberración. ¿Qué ha pasado a nivel social y personal para que esa ley fuera posible?

Te pedimos Jesús que nos ilumines para hacer el bien, para amar sin límites, para acoger y consolar, para ayudar sin condenar.

Bienvenido a este mundo, Jesús.

2 comentarios:

  1. Jesús, José y María no tuvieron casa para nacer. Sufrieron la penalidad de la pobreza. Hagamos lo que esté en nuestras manos para que esa lacra disminuya. Estas fiestas son un momento propicio para pensarlo. Alberto

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  2. Hoy no hemos mejorado mucho respecto a entonces. Tenemos dificultad en recibir a los emigrantes que huyen de la pobreza. Buscamos muchas razones para justificarlo, pero lo cierto es que hacemos como los posaderos de aquélla época. También daban razones, pero el hecho es que no los recibieron. Que Dios nos ayude a saber estar cerca de estas personas que están lejos de su hogar y para que se sientan queridas por nosotros.

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