sábado, 29 de noviembre de 2014

DIOS DESEADO Y DESEANTE








Esta conciencia que me rodeó


en toda mi vida,


como halo, aura, atmósfera de mí,


se me ha metido ahora dentro.


Ahora el halo es de dentro


y ahora es mi cuerpo centro


visible de mí mismo; soy, visible,


cuerpo maduro de este halo,


lo mismo que la fruta, que fue flor


de ella misma, es ahora la fruta de ella, flor.


La fruta de mi flor soy, hoy, por ti,


Dios deseado y deseante,


siempre verde, florido, fruteado,


y dorado y nevado, y verdecido


otra vez, estación total toda en un punto,


sin más tiempo ni espacio


que el de mi pecho, esta


mi cabeza sentida palpitante,


todo cuerpo, alma, míos


(con la semilla siempre


del más antiguo corazón).


Dios, ya soy la envoltura de mi centro,


de ti dentro.






Juan Ramón Jiménez.

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