viernes, 14 de noviembre de 2014

JORNADA DE FORMACIÓN DE EQUIPOS EN EL MOVIMIENTO: VOCACIÓN Y MISIÓN.






La participación en este primer encuentro del nuevo proceso de formación permanente de los ENS en nuestra región, nos despertó, en  primer lugar, la inquietud que suscita el emprender una tarea prometedora, tanto para el propio movimiento como para los matrimonios integrantes del mismo.
Ya en el umbral de la casa de ejercicios, a la vera de la Virgen del Camino, sentimos la acogida permanente haciendo visible la hospitalidad, que como se nos diría poco después, en la primera de las charlas, “la vocación del matrimonio”, en el hogar cristiano hay un ministerio de hospitalidad y que el propio hecho de abrir la puerta de nuestros hogares supone la apertura de nuestros corazones. Hospitalidad que es acogida, apertura y entrega, como respuesta al don recibido de Dios a través de la vocación a la santidad, y que en nosotros se materializa en el sacramento del matrimonio.
Mª Nieves y Hermino, nuestros responsables regionales, en la presentación nos proponían unos objetivos inmediatos: entrega, acercamiento, aportación y profundización, que se hicieron gratificante vivencia a través de las diferentes y admirables charlas y las enriquecedoras reuniones de equipo.
Queremos agradecer también el guión- propuesta para hacer “la sentada” en todo su sentido, bajo la mirada del Señor y mirándole a Él, para contribuir a la “comunión conyugal y en equipo”, tema de la segunda charla, dedicada a la profundización en la vida del equipo. Se nos invitaba en ella a invocar al Espíritu Santo para discernir sobre nuestra vida y atrevernos a cambiar, porque “los años no han de hacernos perder la capacidad de cambio”. Toda la exposición nos ha hecho recobrar el verdadero sentido y finalidad de los puntos de esfuerzo, recordando que la metodología y pedagogía del Movimiento significan mucho mas que un relato de cumplimiento de obligaciones. Son una oportunidad de realizar nuestra vocación en pareja a través de la participación en el equipo, para lograr que sea fecunda tanto en el Movimiento como fuera de él, y que se verá materializado en la “misión del matrimonio”, bajo cuyo título se desarrolló la tercera charla.
En este tercer módulo de la formación, se nos invita a reforzar la necesidad de atrevernos a vivir el Evangelio en la familia, para dar respuesta a esa llamada a la santidad que hemos recibido a través del don de la vocación, y también para sentir que todos nosotros podemos afrontar tareas de la misión en el servicio al movimiento.
La última charla: “Los ENS, escuela de espiritualidad conyugal”,  nos hizo ver los equipos como rostro de la Iglesia, en tanto que es el Espíritu Santo quien posibilita la unión de fe y vida y convierte el don de la vocación al matrimonio en tarea de servicio a los demás. Así lo expresaba el P. Caffarel: “mas amor en los hogares, mas caridad en los equipos y mas dinamismo misionero”.  
Finalmente la Eucaristía condensó las vivencias de unas jornadas que recordaremos con gratitud y que nos compromete a volver a las fuentes con ánimo renovado.

Gracias. 
Mar y Melchor (Astorga 4).


Venimos de compartir una experiencia de toda la región noroeste para disfrutar de un nuevo modelo de formación. Al final de curso pasado fuimos invitados como equipo, por los responsables de sector para unas jornadas que acabamos de vivir este fin de semana del 8 y 9 en La Virgen del Camino. Ciertamente dijimos que sí, pero la verdad es que no sabíamos a qué íbamos. Nos gustó mucho que comenzáramos con una sentada de cada matrimonio y con una intensa oración para ponernos en manos de Dios, y abrirnos a la acción del Espíritu Santo. Tuvimos tiempo de recibir experiencias de otros matrimonios, de realizar sesiones grupales inter-equipos mixtos, tras los cuales teníamos  puestas en común y debates.
Hemos visto cómo estamos llamados a esta  vocación que es el matrimonio, que es una llamada, a amarnos en la  cotidianeidad, de la mañana a la noche, cada día, desarrollando en el matrimonio la capacidad de pedir perdón al otro. Creemos que el testimonio de fidelidad a lo largo de los años de matrimonio es un modo ser testigo. Esto es ciertamente una misión que hay que conquistar cada día. Es cierto que en nuestro sector existe la preocupación porque los hijos de equipistas no están en equipos, y que surge la inquietud de si se ha hecho algo mal. Nosotros creemos que no se trata de “captar” como equipistas a nuestros hijos, no. Es difícil educarlos y a veces bastante es con que no sufran por la sociedad en la que viven. Nosotros creemos que el equipo debe ser itinerario de conversión, no una exigencia de hacer cosas para que nos vean que hacemos. Creemos que los equipos no deben caer en el accionismo, en la acción social solamente; no creemos que se trate de “hacer cosas” de “dedicar tiempo a”, sino  de convertirnos. Como decían Ramón y Rosa, cuando tenemos nuestro cántaro lleno, es cuando surge la necesidad de compartirlo.
También nos hemos dados cuenta que no conocemos suficientemente el Movimiento que quizá estamos en nuestro equipo-estufa, calentitos al calor de los hermanos de equipo, y que no tenemos perspectiva de globalidad y de universalidad. Esta convivencia trató de profundizar y de abrir nuestras mentes y corazones para vivir un aspecto fundamental: qué podemos aportar en el Movimiento y al movimiento, es decir, crecer hacia los demás, a la vez crecer hacia nosotros mismos. No obstante, los miembros de los ENS deben realizar un ejercicio de reflexión, porque la vida no es igual en todas partes, y la situación social y cultural tampoco. Hoy hay que abrir la mente y el corazón y aceptar con normalidad, no desde el “nosotros somos los buenos” y te “acompaño” sino desde ver en todas las personas y su situación personal, jurídica, social, etc.,  a Dios mismo que ama  a ese lo mismo que a mí, y precisamente por ese motivo somos hermanos.  La Iglesia en general debe realizar un ejercicio de responsabilidad, la curia y la jerarquía deben responder adecuadamente a las nuevas situaciones de pareja: separados y divorciados y vueltos a casar y parejas del mismo sexo.
Y por último nos ha ayudado a rearmarnos en nuestro amor de esposos, a seguir siéndonos fieles, a ser agradecidos, a ser acogedores, a desear ser santos y a estar prontos para dar razón de nuestra esperanza a todo el que nos la pidiere;  y en definitiva, se ha tratado de contagiarnos entusiasmo, de no tener miedo a ser santos, de dar vida al equipo, como la función respiratoria, que insiramos aire (cogemos ánimo) y espiramos aire (compartimos con los demás). 
Paz y bien. 
Seco y Mariví. León-12



                                                                            

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