“Nuestra cultura lleva a una forma de vida difusa y descentrada, que casi no registra paralelos. Esa falta de concentración se manifiesta claramente en nuestra dificultad para estar a solas con nosotros mismos” (Erich Fromm).
Estas palabras me hacen mirar alrededor y observar cómo las prisas, el ruido, la televisión, los móviles, las preocupaciones, la sensación de no llegar a ninguna parte, nos impiden encontrarnos a nosotros mismos, sosegarnos, buscar algo de silencio.
Busquemos ese lugar que nos muestre el camino de la libertad, de la verdad, que nos ayude a descubrir el valor de las personas que nos rodean, que estando a nuestro lado pasan invisibles, por la falta de tiempo que necesitamos para dedicarles.
Llevemos nuestra mirada hacia nuestro interior, buscando la paz que necesitamos para conocernos mejor, para cultivar la amistad, para amar a todos los que están a nuestro lado…
Recuerdo ahora los versos de Fray Luis de León “Que descansada vida la que huye del mundanal ruido… Intentemos también nosotros huir de vez en cuando del mundanal ruido.
Arián
¡Hay!, vamos por la vida tan deprisa, con la mirada dirigida a nuestros intereses que no vemos a los que nos cruzamos. ¿Por qué tanta prisa? Bienvenido el tiempo de la calma y el sossiego. El tiempo de la reflexión y d ela contemplació. Sobre todod es este tiempo de crisis para que los que nos encontremos por el camino no sean invisbles a nuestros ojos. Tenemos una oportunidad de acercarnos a los demás ene sta semana con la cuesatción d ecaritas. ¡Que esas personas que te piden tu colaboración sean visibles a tus ojos y te impliques!IRIS
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