Un SENCILLO homenaje de gratitud a ERNESTO CARDENAL, Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2012.
Tú no sabes de mí, pero yo sí sé de ti. Desde hace muchos años. Corría el año 1977 cuando me emocionaste con tus riesgos, tus vivencias y tus libros. Tú eras por entonces un monje en la isla nicaragüense de Solentiname, ensayando nuevas formas de vivir el evangelio de un tal Jesús de Nazaret, en coherencia con la que se llamaba teología de la liberación. Yo, un buscador de mi propia senda.
No puedo olvidar tus poemas escritos desde la sencillez y la profundidad, tu lucha de liberación que llegó e entusiasmar a medio mundo. “¡Ay Nicaragua, nicaraguita, la flor más linda de mi querer…”. Todavía se llenan de lágrimas mis ojos al evocarlo. Tu "canto cósmico" dio la vuelta al mundo de la poesía, aunque a mi se me hizo difícil su lectura. ¡Cómo olvidar vuestra humilde revolución, aquel intento atrevido de distanciarse del neoliberalismo y del colectivismo!. Al sistema le entró pánico, porque cuestionabais de raíz sus cimientos. ¡No fuera a ser contagioso!.
El sandinismo te pidió el esfuerzo de ser Ministro de Cultura, a ti que sobre todo eras y eres un místico y un sabio. Al menos así te ve este pequeño redactor de recuerdos.
La revolución se vino abajo porque el imperio quiso que se viniera abajo, a costa de muertos y más miseria, como si las votaciones en tiempos de guerra fueran libres y democráticas. El pueblo os votó del poder mientras del cielo del norte caían bombas, amenazas y embargos. ¡A quién no!...
Pasaron lo años y tú volviste a tu retiro espiritual, de donde nunca tu alma había salido. Un amigo me regaló el libro de mayor belleza poética transcendente que conozco: "El telescopio en la noche oscura". ¡Qué belleza y qué hondura!. ¡Qué ternura detrás de cada verso!. Un Dios callado recibiendo tu amor desnudo, sin piel.
Me volví a encontrar contigo leyendo los tres libros en los que recoges tus memorias: "Una vida perdida", "Una revolución perdida", "Insulas extrañas". ¡Cómo degusté cada una de tus largas confesiones!. Que me parecía estar allí entre tus tierras y tus gentes, como un día tuve la suerte de estar, junto a una brigada internacional de solidaridad.
Quiero que sepas que oír en estos días tu nombre como Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2012 me alegró el corazón. Rememoré tantas ilusiones y descubrí que la historia hacía justicia contigo y devolvía su dedo acusador a quien jamás debió de ponértelo encima.
“Nunca he sido un político, he sido un revolucionario”, nos dejas como despedida, de una revolución que continuamente se está haciendo. Creo que no es otra que la revolución del amor, de la solidaridad.
Gracias, amigo, poeta, luchador, místico.
VTM
Personaje, este Ernesto Cardenal, siempre atractivo. Y de versos bellísimos. Pero, quizás, lo que más me ha llamado la atención de él, es su implicación con los más desfavorecidos. Y eso siempre es de hombres grandes. IRIS
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