No soy pesimista. Ni agorero o profeta de calamidades. Por eso hoy quiero resaltar un valor que por desgracia se percibe poco en personas e instituciones. Me refiero a la autenticidad, la coherencia.
Ser coherente consiste en que nuestro pensar, sentir, decir y hacer vayan en la misma dirección. Que nuestra vida, nuestra conducta sea fiel reflejo de lo que creemos y decimos. Es un valor que da credibilidad a las personas e instituciones que lo poseen. Su ausencia, la inautenticidad e incoherencia desacreditan a quienes la practican. Además necesitan de la ocultación, del engaño y la manipulación para tapar sus "vergüenzas".
Un examen sereno desde la óptica de la autenticidad en el momento actual nos hace percibir su escasez en muchas instituciones importantes. La corona española anda con presuntos problemas de incoherencia entre lo que dice y hace: viajes ocultos, miembros importantes de la misma, implicados en presuntos temas de corrupción. ¿"Iguales ante la ley"?
Estos días es notica que en el Vaticano se han filtrado documentos secretos por personas de confianza de Benedicto XVI que hablan de conjuras, luchas de poder, juegos sucios... Todavía en la Iglesia se oculta mucha información entre otras temas, sobre finanzas vaticanas, circunstancias de la muerte de Juan Pablo I. Me resuenan las palabras evangélicas: "la Verdad os hará libres".
La incoherencia de los gobiernos y partidos políticos parece todavía mas evidente. Está claro que, entre lo que prometen en las campañas electorales y lo que luego realizan, hay un abismo de engaño, manipulación y auto justificación. De tal forma que el pueblo prácticamente ya no les cree. Las políticas que diversos gobiernos, azules y rojos, están llevando a cabo son un claro ejemplo inautenticidad.
Algo de los mismo ocurre en nuestro sistema financiero. Hace poco se nos afirmaba con rotundidad que este era solvente, que no tenía problemas y ahora descubrimos sus muchas deudas, su fragilidad, a la vez que se ocultan los sueldos y jubilaciones de sus responsables. Los que mienten y engañan en la "res publica" deben comparecer ante el Parlamento y ante la Justicia.
No caigo en el maniqueísmo de dividir la sociedad en buenos y malos. Todos tenemos bondad-maldad, aunque en algunos, sobre todo con más poder, prevalece lo negativo.
Necesitamos recuperar, valorar, cultivar la autenticidad, la coherencia, la transparencia. Una persona, una institución coherente: un tesoro.
Espíritu 0, 7%. Soria.
Eduardo Lallana
Estamos totalmente de acuerdo. O vivimos lo que decimos que debemos hacer o nadie nos creerá. A Jesús se le creía porque era auténtico. Nosotros estamos demasiado agarrados a las cosas de este mundo y olvidamos que sólo nos llevaremos lo que demos. Muy buen artículo para reflexionar sobre nosotros mismos. Huellas
ResponderEliminar¡Hay, la cherencia! ¡Qué distinto predicar que dar trigo! El evangelio de hoy nos dice que debes poner la otra mejilla, dar a quien te está robando, reir o sonreir al que te quiere hacer daño...¡¡qué difícil!! ¡¡¡imposible para una persona!! Cada día que pasa me doy cuenta que nuestro error, muchas veces, es contar con nuestras solas fuezas y así es imposible. ¡¡¡Contemos con Él!!! Dejemos que Diso actúe. Hagamos más oración. Sólo así podremos ser coherentes. Gracias Eduardo por tus enseñanzas. IRIS
ResponderEliminarPrecioso artículo que, como dice Huellas, nos debería hacer reflexionar. Pero si se reflexiona mucho igual nos hartamos de poner la otra mejilla, para que no nos pase lo que a los cristianos de África, porque al fin y al cabo no dejamos de ser humanos.
ResponderEliminarTiene razón Iris ... contemos con Él ... que es quien nos dará la fuerza que nosotros no tenemos.. No dejemos de rezar que es en donde radica la energía que necesitamos.