domingo, 29 de abril de 2012



Monopoli. Italia

Este es el Domingo IV de Pascua. El evangelio es de Juan 10, 11-18:

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:

 Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estragos y las dispersa; y es que al asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.

Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Por eso me ama el Padre: porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla. Este mandato he recibido del Padre.

¿Qué me dice hoy este evangelio?

Primero. Que Jesús es la referencia en quien mirar. Es el pastor. Es el dueño. Es el amo. Es el que más quiere. Es el que se entrega. Es el que se preocupa y ocupa. Nosotros, si queremos, ahí le tenemos para fijarnos en él, para estar con él, para escucharle, para protegernos, para entregarnos. En todo lo bueno y lo grande y para todo lo grande y lo bueno.

Segundo. Todos estamos llamados a estar con Jesús. Nadie, ninguna persona, ningún grupo lo puede acaparar para sí. Jesús es para todos los que quieran estar con él. Y sólo habrá plena felicidad cuando todas tengan la oportunidad de conocerle. En ese momento habrá un solo grupo y un solo Jesús.

Tercero. Jesús es Dios. Lo que ha hecho, incluida la muerte, lo ha hecho por amor. Porque DIOS ES AMOR. Ni más ni menos. ES TODO AMOR. Y nosotros, como imagen de Dios, somos igualmente amor. Por tanto, en la medida en que hagamos realidad el amor así nos acercaremos a Dios. Esto comporta llegar a la esencia del hombre y a Dios, donde nos fundimos.

Hoy se celebra la JORNADA DE LA ORACIÓN POR LAS VOCACIONES. Dice Benedicto XVI: “toda vocación específica nace de la iniciativa de Dios; es un don de la caridad de Dios. Él es quien da el “primer paso” y no como consecuencia de una bondad particular que encuentra en nosotros, sino en virtud de la presencia de su mismo amor derramado en nuestros corazones por el Espíritu”. Es decir, Dios nunca nos abandona. Está a nuestro lado. Si queremos podemos ir de su mano.


Señor Jesús, hoy te siento cerca,

Me gusta estar contigo,

Sentirte próximo,

Escucharte y dejarme acariciar,

Me siento tranquilo y seguro

Quiera estar así,

Despojándome,

Dándome,

Porque eso es amar.










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