Hoy parece que caminamos al borde del precipicio. Da escalofríos ver que no aparece nada en torno nuestro y que estamos solos.
Es cierto, en la vida también hay momentos de soledad, como los debió tener Jesús camino de la cruz. Mucha gente ha trabajado para hacer esos caminos, como le pasó a Jesús. Muchos hablaron mal de Jesús para que otros lo condenaran a una muerte ignominiosa. ¡Cuánta soledad debió sentir rodeado de tanta gente! Hasta los discípulos más queridos no estaban con él. Huyeron, tenían miedo. Seguramente querrían dar marcha atrás en su vida, volver al pasado, para que nadie los incriminara. Es el vía crucis de la vida que nosotros también podemos vivir en cualquier momento de nuestra vida.
Jesús en aquél momento decía que “había nacido para dar testimonio de la verdad, y que todos los que son de la verdad escuchan su voz” Pero Pilatos podía preguntarse ¿Y qué es la verdad?"
Nosotros pensamos que la verdad es solidarizarse con los despreciados por la sociedad, interesarnos por las injusticias, los sufrimientos, por los pobres…
Hoy hay hombres y mujeres que siguen crucificados por la injusticia de este mundo y que esperan que haya quien los baje de la cruz. Esto es lo que debemos plantearnos en esta semana santa. Está bien asistir a Vía crucis, sermones… pero siempre sin olvidar que hay que estar al lado de los crucificados, como María y el Discípulo amado que estaban al lado de Jesús, y ayudar a bajar de la cruz a los que estén en ella, porque tras la muerte sigue la luz de la Resurrección.
Hasta en los caminos más abandonados sigue creciendo la belleza, la esperanza.
Feliz Pascua de Resurrección, amigos.
Huellas
JUEVES SANTO: DÍA DEL AMOR
Es el día completo
No necesita más
Solo lo que es:
AMAR.
Procesión Sagrada Cena. León |
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