jueves, 15 de marzo de 2012

LOS DIFERENTES






Estos días hemos leído un texto del Evangelio de Marcos que nos habla de la curación de Jesús a un leproso. Eran personas excluidas de la sociedad y no se los podía tocar. El Señor ante la súplica del leproso de que si quiere puede curarlo, lo toca y dice: “Quiero, queda limpio”. Se ve la ternura de Dios, no le importa saltarse las leyes, quiere más al hombre que a las normas y lo limpia.

Dios siempre quiere quitar del mundo todas las exclusiones, son nuestras leyes las que excluyen, no Dios. Nosotros vemos a Dios en las personas que aceptan a las prostitutas, los enfermos de sida, los homosexuales rechazados por la sociedad y la religión, los divorciados y vueltos a casar, los ateos o agnósticos, los de una ideología política distinta a la nuestra…. En Dios cabemos todos.

¿Cómo actuamos nosotros hoy? Hay muchos marginados en nuestra sociedad y muchas fronteras entre ellos y nosotros, aunque a veces lo tapamos con falsos paternalismos….

Debemos intentar que los demás sean felices y sólo lo serán si se sienten acogidos y saben que los aceptamos como son. Dice Jürgen Moltmann que «una sociedad cerrada es una sociedad sin futuro, una sociedad que mata la esperanza de vida de los marginados y que finalmente se hunde a sí misma» .

Nos gusta estar con los que son y piensan como nosotros, los diferentes, por diversas causas, nos dan inseguridad. Hay hasta quien tiene miedo a leer cosas de ateos o agnósticos por si les convencen. ¡Pobre es su fe!

Son muchos los que necesitan que les demos la mano y nuestro amor sincero sin prevención o miedo. La marginación lo que produce es dolor. Jesús lo hace con el leproso, lo toca, lo limpia, está con él, aunque la norma se lo impida. Si somos cristianos hemos de hacer lo mismo. Hay que respetar el derecho a ser diferente.

Huellas

1 comentario:

  1. Si uno norma excluye a la persona, necesita ser revisada. Jesús se hizo hombre para acoger a los excluidos. ¿Por qué crear normas en contra del mandato del amor? Cualquier persona y toda persona es imagen de Dios. Excuimos a Dios si echamos a esa persona.

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