El Señor un día me puso en vuestro camino. Fue casi por casualidad. Y empezamos un camino. Un camino que recorrimos juntos durante trece años. Y a lo largo de esos trece años, dos con el primer equipo y casi once con el segundo, y algunos compartiendo la responsabilidad fueron años llenos, intensos, vividos con pasión. También de pequeñas dificultades. Es la vida.
Por eso, por todo eso, son muchas las cosas que sigo recordando. Momentos de compartir, de oración, de puesta en común, de camperas y paseos. ¡Cuánto os tengo que agradecer! ¡Cuánto me habéis enseñado! Y aunque sobra decirlo:¡Cuánto os echo de menos!
Pero estas cuatro líneas son para agradecer. Hace unos días estuvo mi padre ingresado en el Complejo Hospitalario de León. Le hicieron una operación de corazón. Yo no dije nada ni a vosotros ni a los conocidos de la parroquia. Únicamente a “mi equipo”. Era cosa de poco tiempo Sin embargo, fueron muchos los que de una manera u otra se enteraron y fueron a vernos.
Lo importante para mí, es que allí estabais todos y que recibimos de todos vosotros el cariño y la amistad. Gracias por esa visita, por esa llamada, por ese “aquí estamos”, ¿necesitas algo?, ¿qué podemos hacer? “ya sabes en mi casa hay sitio”. Gracias a todos. Gracias.
Desde aquí, me toca ahora “lidiar” en otras plazas. Pero después de la adaptación, no fácil, me encuentro muy bien. Sigo poniendo mi empeño y mi trabajo en esta parroquia, en esta Diócesis. Vivo para ellos. Pero como dice la canción: “ nunca podré olvidarte, mi corazón no lo tengo aquí….”. Es así, parte de mi corazón está allí con vosotros.
Gracias a todos. Un abrazo. P. Javier
Quienes conocemos a Javier le recordamos y mucho. Desde este blog le agradecemos que se asome a sus páginas y nos ha gustado que por este medio haya querido estar con nosotros. Gracias Javier.
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