viernes, 11 de diciembre de 2015

ENTREVISTA A MATTHIEU RICARD


EL ALTRUISMO PUEDE SALVAR EL PLANETA

Incluso si la competitividad es, por lo general, más visible y espectacular que la cooperación, trabajos recientes han demostrado que la evolución involucra la cooperación para crear niveles superiores de organización. Parece que hoy necesitamos movernos al siguiente nivel de cooperación para enfrentar los diversos desafíos de nuestro tiempo.

En esta reciente entrevista para el Huffington Post, el ambientalista y fundador de The Nature Conservancy, Mark Tercek, dialoga con Matthieu Ricard sobre altruismo, compasión, activismo y nuestra naturaleza humana. Traducción de Gonzalo Brito.

Matthieu no es un extraño para la ciencia. Nació en Francia, donde obtuvo un doctorado en genética. Ha pasado cerca de medio siglo viviendo en los Himalayas, donde fundó Karuna-Shechen, una organización sin fines de lucro que ofrece cuidados en salud, educación y servicios sociales a las poblaciones menos favorecidas de la región. Matthieu es también autor, fotógrafo y traductor, y ha servido como traductor al francés del Dalai Lama por más de 25 años. Ha escrito más de media docena de libros, que han sido traducidos a 20 idiomas.
Recientemente compartió conmigo sus pensamientos sobre cómo los ambientalistas y otras personas pueden cambiar el mundo a través del altruismo.

Tercek: Me encanta su nuevo libro, Altruismo, y como en él desafía a la gente a ser altruista para hacer del mundo un mejor lugar. ¿Cuál es su definición de “altruismo”?

Ricard: El altruismo es un estado benevolente de la mente. Ser altruista significa tener un genuino interés en el bienestar de todos aquellos que están alrededor nuestro y desearles el bien. Además, este deseo debiese ir acompañado por la determinación de actuar en su beneficio. Valorar a los otros es el estado mental crucial que conduce al altruismo.
Cuando el altruismo es nuestro estado mental dominante –nuestro estado  base- se expresa a sí mismo como benevolencia hacia cualquiera que entre en nuestro campo de atención y se manifiesta como buena voluntad, sumada a la disposición y deseo de cuidar a los demás. Cuando percibimos que los otros tienen una necesidad acuciante, desarrollamos una preocupación empática. Cuando la necesidad está relacionada con un anhelo de felicidad, el altruismo facilitará la realización de esa aspiración. Cuando la necesidad está relacionada con un sufrimiento, la compasión nos inducirá a remediar el sufrimiento y sus causas.
Aunque debemos hacer todo lo posible por poner el altruismo y la compasión en acción, no debemos restringir el uso del término “altruismo” al comportamiento externo, dado que las acciones mismas no nos permiten conocer con certeza la motivación que las inspiró. Si surge un obstáculo para  la acción altruista que está más allá del control de la persona, esto no disminuye la naturaleza altruista de su motivación.

Tercek: Me gusta el énfasis que el libro pone en las crisis medioambientales y cómo el altruismo puede apoyar el progreso del movimiento de conservación. ¿Qué consejo tiene para los ambientalistas sobre cómo ser más altruistas en nuestro trabajo?

Ricard: La cuestión del medioambiente es compleja tanto en términos científicos, económicos y políticos. Pero al final es una cuestión de altruismo versus egoísmo. Si no nos importa el destino de las futuras generaciones y de millones de otras especies que son nuestros conciudadanos de este mundo, ¡no veremos que hay un problema ambiental!
Algunos piensan que no importa porque no estarán aquí en 100 años. Groucho Marx decía “¿Por qué me deben importar las generaciones futuras? ¿Qué han hecho ellas por mí?” Desafortunadamente hay gente que hoy dice eso en serio.
Así que mi humilde consejo a los ambientalistas sería que demuestren y expliquen que el altruismo es el único concepto que puede reconciliar las necesidades de la economía en el corto plazo, la calidad de vida de las personas en el mediano plazo y el medio ambiente, a largo plazo.
Asumamos por un momento que la mayoría de las personas son básicamente buenas y que tienen ganas de construir un mundo mejor. En ese caso, podemos hacerlo gracias al altruismo. Si tenemos una mayor consideración por los otros, vamos a promover una economía del cuidado y vamos a promover la armonía en la sociedad y tratar de remediar las desigualdades. Vamos a hacer lo que haga falta para no transgredir los límites planetarios dentro de los cuales tanto la humanidad como el resto de la biósfera puede seguir prosperando. Necesitamos demostrar el hecho de que estamos todos en el mismo bote -somos fundamentalmente interdependientes- y que necesitamos mejorar nuestro nivel de cooperación y solidaridad.

Tercek: Uno de los desafíos que enfrentamos los ambientalistas es que existen algunas empresas, gobiernos y personas que se dedican a actividades que son muy dañinas para el medio ambiente. ¿Cómo sugiere que nos relacionemos con tales actores de un modo altruista?

Ricard: Si creemos en el surgimiento de una sociedad más altruista, no deberíamos desanimarnos cuando nos enfrentamos a distintas expresiones del egoísmo. Cuando grupos interés inescrupulosos hacen de los beneficios monetarios su prioridad absoluta, ignorando las consecuencias perjudiciales de sus actividades sobre la población y toda la biósfera, es legítimo hablar de un egoísmo institucionalizado.
La mejor estrategia es actuar juntos para llevar a cabo un cambio cultural. Afortunadamente, las culturas cambian más rápido que los genes. Hoy en día, nadie se atrevería a decir públicamente: “La esclavitud no estaba tan mal después de todo” o “¿Por qué no revocamos la decisión de garantizar el derecho a voto de las mujeres?” Hay un punto en el que te das cuenta que simplemente ya no puedes apoyar más ciertos tipos de comportamiento.
Hoy en día, si le dices a inversionistas o empresarios inescrupulosos, a gente que niega el cambio climático o a ejecutivos de compañías tabacaleras que deben ser compasivos, te van a responder que pueden ser compasivos a nivel personal pero que ese no es su trabajo. Sin embargo, a estas alturas se ha vuelto casi imposible decir, “no me importan las generaciones futuras”, “no me importa la pobreza en medio de la hiper-abundancia” o “no me importa si hay 200 millones de refugiados climáticos en el año 2030”.
Debemos ayudar a la gente a darse cuenta que son seres humanos determinados biológicamente para cuidar unos de otros y que ellos podrían –y deberían- traer su humanidad a sus actividades profesionales. Es posible mostrarles que esta es una situación donde todos (incluidos ellos) ganan.

Tercek: Admiro el énfasis en una ciencia  en su libro. Usted afirma que la ciencia es clara: podemos entrenar nuestras mentes para ser más amables y compasivos. Por favor díganos más.

Ricard: Por mucho tiempo ha existido un supuesto tanto en la psicología, la economía y la teoría evolutiva de que el ser humano es esencialmente egoísta. Pero durante los últimos 30 años, nuevos descubrimientos científicos han mostrado que el altruismo genuino sí existe y que se puede extender más allá de nuestros familiares hacia los demás seres humanos y hacia otras especies.
La colaboración entre neurocientíficos y los contemplativos ha demostrado que el altruismo y la compasión son habilidades que pueden ser cultivadas a través del entrenamiento. Las investigaciones muestran sin ambigüedad que el entrenamiento en el altruismo y la compasión provoca cambios funcionales y estructurales en el cerebro y puede incluso cambiar la expresión de los genes. Estos estudios también han permitido distinguir las diferencias entre la empatía (la facultad para resonar con los sentimientos de los otros), el altruismo (el deseo de que otros puedan ser felices) y la compasión (el deseo de que los otros puedan estar libres de sufrimiento).
Incluso si la competitividad es, por lo general, más visible y espectacular que la cooperación, trabajos recientes han demostrado que la evolución involucra la cooperación para crear niveles superiores de organización. Parece que hoy necesitamos movernos al siguiente nivel de cooperación para enfrentar los diversos desafíos de nuestro tiempo.

Tercek: Creo que los ambientalistas pueden conseguir más si pelean menos y ponen más énfasis en encontrar un terreno común a través de la colaboración y la cooperación, incluso con quienes son considerados los “ malos de la película”. Pero los críticos piensan que esto es ingenuo. ¿Qué piensa usted?

Ricard: Es mucho mejor ganar a la gente sacando a la luz  lo mejor de ellos. Esto usualmente puede ser logrado reuniéndose con ellos en persona cada vez que sea posible. Recuerdo que Nelson Madela decía, reflexionando sobre qué clase de actitud puede servir mejor a una causa medioambiental o política:
Siempre supe que en lo profundo de cada corazón humano hay piedad y generosidad… la gente aprende a odiar, y si pueden aprender a odiar, pueden también aprender a amar, ya que el amor viene más naturalmente al corazón humano que su opuesto… la bondad es una llama que puede ser escondida pero nunca extinguida”.
Esas palabras no son las de un soñador utópico sino las de alguien que superó el egoísmo institucionalizado de personas que a primera vista no parecían inclinadas a practicar el afecto y la compasión.

Tercek: ¿Cómo podemos aumentar y acelerar nuestros esfuerzos por proteger la naturaleza? ¿Cree que las prácticas de entrenamiento mental que usted promueve pueden volverse suficientemente generalizadas como para cambiar el mundo?

Ricard: Sí, lo que lleva a su nivel óptimo nuestras capacidades para cuidar de los otros, incluyendo otras especies y futuras generaciones, es algo que todos pueden hacer. Algo que siempre me sorprende es que nadie cuestiona la necesidad de dedicar tiempo y esfuerzo para aprender a leer y escribir, tocar un instrumento musical, practicar cualquier deporte o adquirir algunas capacidades profesionales. ¿Por qué, entonces, deberíamos asumir que las cualidades humanas básicas tales como la benevolencia, la atención y el equilibrio emocional estarían plenamente desarrolladas desde el principio sin que nosotros tuviéramos que hacer algo al respecto?
Entonces el punto no es necesariamente propagar la meditación como tal, sino hacer que la gente se dé cuenta que sea lo que sea que haga en la vida, ellos se beneficiarán inmensamente del pleno desarrollo  de sus capacidades humanas más constructivas e íntegras.
Entonces, una vez que el número de personas que han cultivado estas capacidades altruistas y cooperativas han alcanzado una masa crítica, puede haber un momento crítico en la cultura dominante. La interacción entre el cambio individual y el cambio social está en el corazón de la evolución de la cultura.

Tercek: ¿Cómo debemos involucrarnos con buenas personas que no se sienten cómodas con la meditación y otras prácticas espirituales?

Ricard: No es necesario usar palabras como meditación y espiritualidad, que pueden dejar afuera a una serie de personas que podrían beneficiarse de tales prácticas. Es más apropiado y acertado hablar de entrenamiento mental y del cultivo de cualidades humanas básicas. Esto puede ser realizado con la ayuda de un camino espiritual, pero también puede ser llevado a cabo de un modo plenamente secular. ¿Quién podría estar en contra de aumentar nuestra compasión y nuestra capacidad bondadosa?

Tercek: Su libro hace patente que usted tiene un profundo y sincero amor por la naturaleza. ¿Cuáles son algunos de sus lugares favoritos para experimentar el aire libre y las maravillas de la naturaleza?

Ricard: Es cierto. No me siento muy cómodo en ciudades y prefiero descubrir un asombroso paisaje que visitar algún viejo monumento. He vivido en los Himalayas por casi medio siglo, y este lugar ofrece una abundancia de maravillas en Bután, donde viví por ocho años, y en Tíbet y Nepal, donde vivo ahora. También me conmovió mucho la belleza salvaje de Islandia, país que visité el año pasado.

Tercek: Usted parece estar siempre feliz, de buen humor y siempre listo para disfrutar la risa. ¿Cuál es su secreto?

Ricard: No hay ningún secreto. Es muy simple: altruismo y compasión. Tengo un largo camino que recorrer para llevarlos a un nivel óptimo, pero sinceramente trato de convertirme en un mejor ser humano día tras día, año tras año. Esto me da alegría y un sentido de plenitud. Mi lema podría ser, “Transfórmate a ti mismo para transformar el mundo y para servir mejor a los otros”.





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