viernes, 15 de marzo de 2013

¿SABEMOS ESCUCHAR Y MIRAR?




Hace unos días en una Eucaristía se nos preguntó qué es lo que acababan de leer de la lectura de la Palabra, y el gran asombro es que casi nadie recordaba todas las lecturas. Unos recordaban la primera, otros la segunda, y algunos nada.

Es significativo, porque los que estábamos allí no íbamos obligados, es más, íbamos con mucho gusto y con ganas de escuchar, pero la realidad fue que no lo hicimos.

Esto nos hace plantearnos el porqué.

Quizá porque hemos caído en la rutina de que siempre sea lo mismo, las mismas formas, las mismas cadencias… En cuanto entramos a una Eucaristía parece que hemos bloqueado la mente y no escuchamos.

También puede ser que tenemos la mente en muchos sitios a la vez, y cuando encontramos un rato de silencio o de tranquilidad nuestra mente se va a otros lugares que nos llaman y que por el bullicio de la vida no nos ha permitido que nos detengamos en ello.

O puede ser que nos suene a sabido, aunque no a vivido y no queremos oírlo.

Esto nos hace pensar que si queremos una nueva evangelización hemos de salirnos de la rutina, de las palabras que repetimos continuamente pero que no se nota que creamos en ellas.

“Lo más importante es el amor”, decimos, pero después ponemos frenos a los distintos tipos de amor. O “tenemos que aceptarnos como somos para crecer”, pero a algunas personas las decimos que no pueden ser como son, porque no entran en nuestras categorías cristianas.

Hagamos que las palabras coincidan con los hechos y la nueva evangelización se pondrá en marcha. Y perdamos el miedo, porque es lo que nos tiene paralizados.

Un abrazo

Huellas

1 comentario:

  1. Aceptar a todos sin jjuzgar es muy difícil en la práctica. Los cristianos tenemso que buscar maneras de prsentar el evangelio con toda su novedad. La principal será la proximidad a la gente. Desde ahí todo lo demás, SABA

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