jueves, 14 de marzo de 2013

PAPA FRANCISCO



Papa Francisco


Todos los medios del mundo, desde ayer a las ocho de la tarde dan la noticia de la elección del nuevo papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio, cardenal argentino.

Confieso que estaba en mis labores habituales de las tardes y a eso de las siete y diez de la tarde me entero de que ya hay nuevo papa. Desde esa hora, pegado a la tv, estuve esperando conocer quién era. Una vez más las quinielas no han acertado. Pocos, muy pocos citaban entre los papables al cardenal Bergoglio. Por lo que he oído después, parecía como si ya se hubiera pasado su tiempo. Tiene 76 años.

Fue todo un poco confuso. El cardenal encargado de anunciar al nuevo papa se le oyó mal, dio la noticia y se retiró. Yo esperaba que el nuevo papa saliese inmediatamente. Pero tardó unos minutos. Incluso se cerró la cortina. ¿Qué pasaba? Después de un rato, de seguir interiorizando la sorpresa del elegido, por fin aparece Francisco, el nuevo papa. Y nueva sorpresa. Parece que está hierático, asustado, que no habla, la mirada puesta a lo lejos. Esta fue mi primera impresión. Pasados esos instantes, el nuevo papa comienza a hablar y siguen las sorpresas. Primero, recuerda y reza por el papa emérito Benedicto XVI y, después pide a la gente que recen por él, es más pide silencio, inclina la cabeza y está así unos instantes, a continuación pide a todos que recen con él un padrenuestro, un avemaría y un gloria. Y ya en un tono más distendido dice algunas palabras (¡han ido lejos a buscar al nuevo papa!) e imparte la bendición a todos, urbi et orbe. Y sigue en el balcón, ahí manteniendo la compostura y acaba deseando buenas noches y feliz descanso. Esta es la imagen que me hice de los acontecimientos vistos.

Mis impresiones inmediatas fueron estas. Me pareció mayor, asustado, no hecho a la imagen que tenemos del papa. Su cruz pectoral parecía de madera y es como si fuera una persona de andar por la calle. Me sorprendió qué y cómo rezó. Me explico un poco más.

Persona mayor: 76 años, ya es una edad bien avanzada para darse cuenta que las energías pueden ir fallando. Por otro lado, esto garantiza que los años “`para llevar este peso” no pueden ser muchos. Tiene esto la ventaja que deberá tomar decisiones pronto o ya no las tomará.

Persona asustada. No me extraña con la responsabilidad que le ha caído encima.

Persona de andar por la calle. Simplemente lo digo por la imagen que daba en la tv, un tanto regordete. Luego he leído que coge el metro y el autobús. Bueno cogía, podemos decir ya, en Buenos Aires. Y que no vivía en ningún palacio sino en un piso. Me gusta esto.

Francisco. Ese es ya su nombre. ¡¡Cómo me gusta!! Tengo que confesar que cuando leía que uno de los papables era el capuchino cardenal de Boston, pensaba que si era elegido, podría tomar el nombre de Francisco, en homenaje a este santo que, se dice, es quien más se ha parecido a Jesucristo, en su forma de vida. Y sin embargo, vaya sorpresa, es elegido un jesuita, pero tomo el nombre de Francisco, otra sorpresa. Agradable.

Qué y cómo rezó. Esto es esencial. Por muchas vueltas que demos a las cosas, siempre llegaremos a lo básico: rezar. Rezar lo que Jesús nos enseñó: el padrenuestro. El avemaría a la Virgen. Y el gloria. No hay nada más sencillo. Ni nada más auténtico. A alguien ya le he oido decir que es un papa santo. Y hacer silencio, porque ahí es donde nos encontramos muy cerca con Jesús. El nuevo papa, hizo silencio. Fue solo un gesto. Pero lleno de contenido. 

Esta reflexión no tiene otro valor que escribir y reflejar mi primera impresión. Sin más. Orar. Simpre orar.

H y MN

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