CELEBRACIÓN MARIANA 
El día 8 de mayo tuvimos los E.N.S. la celebración mariana. Lo que hizo singular este acontecimiento, que en sí mismo debiera ser ordinario, fue el lugar y la compañía.
Se celebró en la capilla de las MM. CLARISAS DESCALZAS, recinto muy acogedor, propicio para el silencio y la mirada interior, ideal para la oración personal y comunitaria. A pesar de la lluvia y la climatología no favorable se ocuparon casi en su totalidad los aproximadamente cincuenta asientos disponibles.
En el centro, el altar. En él, presidiendo la celebración, D. Maximino Castro, consiliario del equipo 19 y concelebrando, don Antonio González R, capellán de las religiosas. Una reja, que era más unión que separación, delimitaba la zona de la clausura, donde se hallaba la comunidad. Los equipistas de los E.N.S. estábamos al otro lado. Cantamos las vísperas, al estilo monacal, y celebramos la eucaristía viviendo intensamente el recogimiento y el sentido de IGLESIA, aspectos subrayados por el celebrante en su homilía.
Se concluyó, como es lógico, con un canto mariano, que fueron dos, recordando a la MADRE y pidiendo su protección.
Una vez terminada la celebración, y ya en la calle, tuvimos una “sobremisa”, donde compartimos saludos, informaciones y demás manifestaciones de fraternidad.
La impresión que sacamos fue que estuvo bien organizada y que resultó de provecho para todos los participantes.
El día 8 de mayo tuvimos los E.N.S. la celebración mariana. Lo que hizo singular este acontecimiento, que en sí mismo debiera ser ordinario, fue el lugar y la compañía.
Se celebró en la capilla de las MM. CLARISAS DESCALZAS, recinto muy acogedor, propicio para el silencio y la mirada interior, ideal para la oración personal y comunitaria. A pesar de la lluvia y la climatología no favorable se ocuparon casi en su totalidad los aproximadamente cincuenta asientos disponibles.
En el centro, el altar. En él, presidiendo la celebración, D. Maximino Castro, consiliario del equipo 19 y concelebrando, don Antonio González R, capellán de las religiosas. Una reja, que era más unión que separación, delimitaba la zona de la clausura, donde se hallaba la comunidad. Los equipistas de los E.N.S. estábamos al otro lado. Cantamos las vísperas, al estilo monacal, y celebramos la eucaristía viviendo intensamente el recogimiento y el sentido de IGLESIA, aspectos subrayados por el celebrante en su homilía.
Se concluyó, como es lógico, con un canto mariano, que fueron dos, recordando a la MADRE y pidiendo su protección.
Una vez terminada la celebración, y ya en la calle, tuvimos una “sobremisa”, donde compartimos saludos, informaciones y demás manifestaciones de fraternidad.
La impresión que sacamos fue que estuvo bien organizada y que resultó de provecho para todos los participantes.
Que la próxima sea mejor y más participada.
Antonio y Ester.-León 19
Antonio y Ester.-León 19
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