domingo, 26 de abril de 2015

JESÚS, COMO UNA MADRE



IV Domingo de Pascua
Evangelio de Juan 10, 11-18

         En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
         — Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estragos y las dispersa; y es que al asalariado no le importan las ovejas.
         Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
         Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.
         Por eso me ama el Padre: porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla. Este mandato he recibido del Padre.

En este cuarto domingo de cuaresma, el evangelio de Juan nos presenta a Jesús como buen pastor, que da la vida por sus ovejas.

Pero como hoy ya no vemos ovejas ni conocemos pastores, ¿con qué imagen podríamos identificar a Jesús?

Se me ocurre con la imagen de la madre. Porque una madre se entrega a sus hijos –que somos todos-, a todos quiere con igual intensidad –como se quieren por igual los dedos de una mano-, a nadie excluye, a todos acoge, y por todos está dispuesta a dar la vida.

Así es Jesús. Como una madre. Que está a gusto cuando sus hijos lo están, que está siempre disponible, que siempre está ahí –a veces en silencio,  a veces hablando- según convenga a los hijos. La madre siempre está pendiente y vigilante, siempre tiene tiempo, siempre procura una sonrisa, siempre está amando.

Así es Jesús. Como una madre. Así nos lo presenta el evangelio. A nadie echa, a todos ofrece su cariño, más aún ama a todos sin esperar correspondencia. Se ocupa de todos sin que nadie lo pida. Está atenta a todos, porque todos son sus hijos.


Es verdad. Así es Jesús. Como una madre.  

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