domingo, 21 de abril de 2013

IMÁGENES QUE SON VIDAS





IV DOMINGO DE CUARESMA

JUAN 10, 27-30

Mis ovejas escuchan mi voz: yo las conozco y ellas me siguen, yo les doy vida definitiva y no se perderán jamás ni nadie las arrancará de mi mano.

Lo que me ha entregado mi Padre es lo que más importa, y nadie puede arrancar nada de la mano del Padre.

El Padre y yo somos uno.


Veo en este evangelio una imagen de la cercanía de Jesús a las personas.

Veo en este evangelio una identificación de Jesús y de Dios Padre.

Veo en este evangelio la llamada de Jesús a cada uno de nosotros.

Veo en este evangelio la posibilidad que tengo de escuchar a Jesús.

Veo en este evangelio que lo más importante es darme cuenta de dónde y para qué me llama Jesús. De dónde: de lo profundo del corazón. Para qué: para la felicidad.

Veo en este evangelio que la oportunidad de seguir a Jesús está siempre ahí, porque El llama a todos

Veo en este evangelio que ser cristiano es escuchar la voz de Jesús: sólo desde ahí será posible lo demás.

Jesús, qué me pasa

Por qué no te escucho,

Qué ruidos o actividades me distraen

Cómo es tu voz

Dónde he de sentirla

Dame sosiego, tranquilidad y paz,

Porque desde ahí, en el silencio,

Escucharé tu voz


Desde esa escucha, Jesús, hoy te pido por las vocaciones religiosas, por todas esas personas que han escuchado tu voz y se entregan, todo el tiempo, en cuerpo y alma, a los demás. Son pocos, comparativamente, con tiempos pasados, pero están tan convencidos que serán capaces, con nosotros también, de cambiar el mundo. Que no falte a nadie la oración por ellos en esta jornada de las vocaciones religiosas.

Unos datos: Vocaciones de religiosa en España
34 monasterios masculinos de vida contemplativa 832 monasterios femeninos de vida contemplativa 406 congregaciones de vida activa 38.768 religiosas de votos perpetuos 780 religiosas junioras 241 religiosas novicias 10.641 religiosos de votos perpetuos 365 religiosos de votos temporales 97 novicios

Oración

Señor, te rogamos por nuestros hermanos y hermanas

que han respondido sí a tu llamada al sacerdocio,

a la vida consagrada y a la misión.

Haz que sus existencias se renueven de día en día,

y se hagan evangelios vivientes.

¡Señor misericordioso y santo,

sigue enviando nuevos operarios a la mies de tu Reino!

Ayuda a los que has llamado a seguirte en este tiempo nuestro;

haz que, contemplando tu rostro, respondan con alegría

a la maravillosa misión que les has confiado

por el bien de tu Pueblo y el de todos los pueblos.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Benedicto XVI

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