Nunca podré olvidar aquella tarde de invierno. Tenía un sabor a penumbra cálida. Me acerqué al hospital porque me habían llamado entre lágrimas: “Está muy mal; quiere verte”.
Cerré los ojos, como acostumbro a hacer en los momentos claves de mi existencia. El estaba allí en aquella habitación verde, con una respiración agitada. Eran las siete de la tarde. Al pie de la cama, con una mirada tristemente tierna, me susurró la penúltima página de su vida: “El dolor es insoportable. El cáncer de huesos se ha hecho un mar en mi cuerpo. El doctor quiere sedarme y yo estoy dispuesto. Le pedí una tarde para despedirme de la gente importante . Ya le dije adios a Julio, a los niños, a un par de familiares y a mi madre. Sólo me faltas tú. Es mi despedida, ¿sabes?. Mi hasta pronto. Me voy sin ira. Dentro de unas horas perderé la consciencia y no sé que pasará por mi cabeza, en mi corazón. Es irreversible. Oye que.. me alegro de haberte conocido, de formar parte de tu círculo de afectos. Ayúdame a volar lejos del dolor y el olvido, lejos de la noche y el desencanto. Cuando pienses en mi evoca los mejores instantes, nuestros paseos al lado del río y nuestros cientos de e-mail, aquellos abrazos... Me voy con un deseo de abrir las ventanas a un cielo más azul y a un amor que anhelo más grande, más amplio. Y si lloras, sea de alegría. Tus lágrimas mojarán mis alas y no me dejarán en paz en mi paraíso. Cuida de los míos, anda. Nos volveremos a ver”.
Al escribir hoy sus palabras me invade una serena paz y una recóndita sensación amorosa. ¿Será verdad que ella desde la otra esquina ella sigue estando entre nosotros?.
La muerte es inevitable. Saberla afrontar nos hace sabios. El relato de la reflexión pone de manifiesto la grandeza de ese hombre: quiso despedirse de lo más queridos para decirle dentro de poco miraré de otra forma, llegaré a la plenitud del amor ¡¡es lo más grende!! Me apunto a ello. Sin duda.
ResponderEliminarYo quiero ver la vida y la muerte así, con serenidad, aceptación , equilibrio, templanza, sosiego, paz, calma, confianza, esperanza....
ResponderEliminarHe leído con mucha atención y mucho cariño esta preciosa reflexión y me he visto reflejado en ella, aunque, gracias a Dios que me ha alargado la vida, no estoy en la misma coyuntura.
ResponderEliminarEstoy preparado para la muerte y la espero con paz y tranquilidad pensando el deber cumplido. Gracias Señor porque gracias a tu muerte y tu resurrección la vida en este mundo es más llevadera y tu amor nos hace sentir más humanos.
Que importante para todos nosotros seria afrontar la muerte con esa serenidad, ser capaces de decir, un hasta pronto. Normalmente la tenemos miedo, yo le tengo miedo, quizas ese miedo es por perde lo que tenemos y pensar que no nos espera nada.
ResponderEliminarLa muerte es un trance demasiado serio el cual provoca tensión, cierto temor, yo tengo miedo que atribuyo a) instinto natural de conservar la vida biológica algo que parece experimentó Jesús en Getsemaní. b) asombro ante lo desconocido, solo iluminado por la Palabra mas siempre en penumbra- -allí veremos tal cual es,dice el Apostol- c)siempre acompaña un leve "remordimiento" ante la faz de Aquel mansisimo Padre al que tan mal se ha correspondido
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