En sus viajes por las playas norteñas nuestro reportero más marinero nos manda esta pintada efímera y nos invita a bajar a nuestro piso de abajo, aquel en el que residen las emociones y los sentimientos, aquel en el que la vida es más sabrosa, atrevida, sensible y variada.
Hagamonos eco de estas pintadas y bajemos al menos una vez al día al CORAZON. Tal vez tenga algún mensaje oculto para cada uno de nosotros.
Nuestra Iglesia y nuestra jerarquía vive excesivamente en la cabeza.
ResponderEliminarLos cristianos si pusiéramos más corazón otro gallo nos cantaría
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