DOMINGO DÍA DEL SEÑOR
Hoy mi invitado especial es Dios. Ayer estuve muy a gusto con tanta gente acompañándome y disfrutando del guiso especial que les hice. Pero hoy mi invitado es el mismo Dios. Por eso me he ido a mi habitación. He cerrado la puerta y en silencio escuché.
No oía nada. Se me hacían eternos los minutos. Parece que aquello no tenía sentido. Pero dejé de pensar. Dejé de dar vueltas a mis cosas. Mi mente quedó en blanco. No tenía que pensar. Solo escuchar. Y entonces estuve a gusto. No se si me hablaste Señor. Pero yo estaba a gusto. Pasó el tiempo. Me levanté y me dio cuenta que te había escuchado porque estaba en paz.
OH Dios, ayúdame a preparar mi casa para Ti.
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