domingo, 10 de julio de 2011

PREPARA EL HUERTO



Este domingo el Evangelio de Mateo 13, 1-23 relata la parábola del sembrador. El mismo Jesús la explica en los siguientes términos:

“Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador:

Si uno escucha la palabra del Reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.

Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la Palabra, sucumbe.

Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra, pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril.

Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la Palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o setenta o treinta por uno.”

¿Qué te dice esta Palabra?

A mi esta Palabra de Dios me anima a estar atento. La Palabra está ahí, la podemos leer muchas veces y muchas veces nos dirá cosas distintas y con matices. Vale para todos los tiempos.

Al mismo tiempo me hace darme cuenta de su dificultad. Hay miles de circunstancias que me impiden tener la tierra preparada para que germine la vida. Casi siempre son dificultades mías, propias, internas. No hecho la culpa a las externas, que también las hay. La pereza, la comodidad, la falta de entusiasmo están actuando, incluso sin ser consciente. También la falta de confianza en Dios. La debilidad de la fe. Cuento con todo esto. Es necesario preparar el huerto si quiero que mis hortalizas crezcan. Igual pasa con la Palabra.

Pero aún así, la Palabra de Dios me da esperanza, porque cuando entro en ella y la reflexiono y la ponga en práctica soy feliz. Y la razón fundamental para vivir es ser feliz. Por tanto, la Palabra y la felicidad, para mí, están unidas, son hermanas.

1 comentario:

  1. Quiero tener el terreno preparado para que la Palbra de Dios entre y quede en mi.

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