Quitar ego, poner consciencia
1. Reconozco que mi
percepción de la realidad no es necesariamente la realidad.
2. Pongo en
entredicho continuamente mi percepción de la realidad. Al hacerlo, agrando mi
filtro de percepción. Dejo de considerar mis percepciones como si fueran
expresión de la verdad.
3. Practico en todo
momento la posición de Testigo. Soy consciente de mis pensamientos, de mis
emociones y de lo que pasa en mi cuerpo físico. Soy consciente de los
mecanismos del pánico, del placer y del poder, que me mantienen en la
separación.
4. Asumo la plena
responsabilidad de mis emociones, cualesquiera que sean los factores que
parezcan haberlas activado.
5. No juzgo el
comportamiento de los demás. Lo observo, pero centrándome en el corazón. Si la
observación genera en mí reacciones emocionales inferiores, asumo la
responsabilidad. Son “mis” emociones, y es asunto mío gestionarlas
adecuadamente.
6. Cuando el
comportamiento de alguien me parece inadecuado o negativo, en lugar de juzgar y
reprobar, permanezco centrado en mi corazón y, desde ahí, envío a la persona en
cuestión toda la luz que necesita para cambiarlo. Tengo en cuenta que el
comportamiento que yo considero inadecuado o incluso “malo”, puede que no sea
más que una percepción errónea por mi parte.
7. No critico ni
repruebo a nadie, porque sé que la reprobación y la crítica son venenos tanto
para el que critica como para el que es criticado, y mantienen la separación.
8. Soy consciente en
todo momento de que si algo me molesta de los demás, es porque hay algo en mí
no resuelto, que resuena con lo que percibo.
9. Aprovecho
cualquier ocasión de reactivación emocional para interiorizarme y descubrir
aspectos aún no revelados de mi inconsciente.
10. En lugar de criticar a los que activan en mí emociones
desagradables, los “bendigo” por brindarme la oportunidad de hacer un trabajo
consciente sobre mí mismo.
11. Dejo de querer tener razón y de querer demostrar que los
demás están equivocados. Escucho a los otros, y acepto que la percepción que
los demás tienen de la realidad sea diferente a la mía.
12. Hablo de manera centrada y responsable, sin dejar que
sean las emociones inferiores las que me dirijan. Si me encuentro en un estado
emocional perturbado, evito en lo posible actuar de inmediato, me tomo tiempo
para centrarme.
13. Practico la aceptación dinámica. Dejo de resistirme a lo
que me presenta la vida y lo aprovecho para tomar conciencia de mí y actuar con
creatividad.
14. Reconozco que la verdadera sanación tiene lugar cuando
dejo de exigir un cambio en el comportamiento de los demás.
15. Dejo de ser demasiado exigente conmigo mismo; acepto los
límites de mi personalidad actual, la amo y trabajo con entusiasmo para
aportarle luz.
16. Observo mis pensamientos y transformo los que me apartan
de mi (nuestra) verdadera identidad (la crítica, el juzgar a los demás, la
necesidad de tener siempre razón…).
17. Observo los mecanismos de la mente que me mantienen en el
pasado o en el futuro y me apartan de la experiencia del momento presente.
Elijo conscientemente el momento presente.
18. Desarrollo mi poder de atención.
19. Permanezco abierto a todo nuevo conocimiento que me
permite tener una comprensión más amplia de mí mismo y de la realidad.
20. Aprendo a reconocer la voz de la intuición en mi corazón
y decido seguirla.
Annie MARQUIER, El maestro del corazón, Ed. Luciérnaga
No hay comentarios:
Publicar un comentario