jueves, 29 de noviembre de 2012

LA PERFECCIÓN





Dice Antoine de Saint-Exupery. "La perfección no se alcanza cuando ya no queda nada por añadir, sino cuando no queda nada por quitar."

Esta frase nos hace pensar. Muchas veces queremos que nuestros hijos sean perfectos y los mandamos a todo tipo de clases particulares, para que sepan idiomas, música, yudo, deportes… y está muy bien, pero casi no dejamos tiempo para que se den cuenta de cuántas cosas les sobran e ir quitándolas.

Igual nos pasa a nosotros. Hacemos demasiado en la Iglesia para que todo funcione y nos disgustamos cuando no lo conseguimos. Pero es que la Iglesia desde el principio es sabia y nosotros queremos mejorarla añadiendo lo que Jesús no puso, con lo que no hacemos más que acumular cosas en ella que lo que hacen es lastrarla y hacer que se aleje de su origen.

Cuando Cristo fundó la Iglesia casi no puso normas. Sólo la del amor a Dios y a los demás y todo lo que se deriva de ese amor: compasión, perdón, generosidad, fraternidad, alegría, bondad, ayuda a los necesitados. No había ningún dogma y ninguna ley que no se sobreentendiera desde el amor.

Ahora todo son normas que a veces no entendemos, excomuniones, alejamientos… y claro nos alejamos de la perfección. Habría que quitar muchas cosas y poner las originales, las que rodean al amor.

Ojala entre todos colaboremos a esa perfección. Si los errores cometidos los asumimos y procuramos cambiar, se quedarán sin aristas que dañen y conseguiremos pulir lo que hemos hecho mal. Eso nos acercará a la perfección, o la santidad que nos pide nuestro Padre.

Huellas

1 comentario:

  1. Me gusta esta idea: no se trata de añadir sino de quitar, solo así se llega a la esencia. Esa esencia es el amor. Ninguna norma en la que no prime la esencia -el amor- es necesrio cumplir ni mantener. IRIS

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