jueves, 22 de septiembre de 2011

¿SOMOS CONSERVADORES?





Vivimos en momentos de muchos cambios y a algunos parece que les da miedo. ¿Qué pensarían los discípulos de Jesús cuando Él les traía tantas cosas nuevas que no entendían? Pensamos que seguramente tenían miedo. Pero Jesús les contó la parábola de los talentos. Unos los pusieron a fructificar, pero el miedoso lo entierra para conservarlo y tenerlo cuando venga el Señor.

Lo que está demostrando sobre todo es que no quiere al Señor, no se fía de él, le tiene miedo. ¿Hacemos nosotros lo mismo con los talentos que Dios nos ha dado?

Quizá en estos momentos deberíamos ser más creativos. Si nos obsesionamos con la seguridad del ayer, no estaremos construyendo un futuro. Si guardamos las ideas que el Espíritu nos envía cada día, por miedo a romper con antiguas normas dejaremos de ser personas que reflejen la frescura del Evangelio.

En la Iglesia necesitamos muchas reformas, como en las iglesias antiguas que hemos de cuidar y a la vez reformar para adaptarlas a nuestro mundo, pero hay muchas personas que sólo quieren conservar lo que hay y no se arriesgan a crear un mundo mejor, también dentro de la Iglesia. No tengamos miedo a Dios. Si nos equivocamos Él nos ayudará a salir del atolladero, pero que nunca nos llame siervos holgazanes. No nos protejamos de Dios y procuremos crear una vida más digna para todos, aunque esto suponga un gran riesgo. La Iglesia no se va a destruir por los ataques de fuera, sino porque dentro vivamos como congelados y con miedo a lo que el Espíritu nos inspira en estos momentos. A Dios le gustan las personas audaces, los que luchan por conseguir que el mundo sea más feliz para todos.

Un abrazo

Huellas

2 comentarios:

  1. Me apunto a la creatividad, a explorar soluciones nuevas, a caminar por senderos distintos, a anunciar a Jesús con la misma vida sin vergüenza,.....

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  2. Hermosa reflexión de Huellas. Eso, ´personas abiertas, creativas, audaces, atrevidas... y los que se deciden y se arriesgan, por favor, comprensión, apoyo y no los arrojemos a los infiernos

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