Todavía quedan flores en mi pequeño jardín japonés. La labanda, fresca y olorosa y un par de rosales de pitimi. Mientras los contemplaba mi niño interior natural me provocaba con esta pregunta: Oye, tú que eres ya un adulto, ¿Qué es eso del vivir?.
En mis manos había caido un libro curioso e interesante, "Caperucita roja en Manhattan", de la escritora Carmen Martín Gaite.
De su protagonista copio y pego esta respuesta que a mi me pareció inteligente:
"Vivir es no tener prisa, contemplar las cosas, prestar oido a las cuitas ajenas, sentir curiosidad y compasión, no decir mentiras, compartir con los vivos un vaso de vino o un trozo de pan, acordarse con orgullo de la lección de los muertos, no permitir que nos humillen o nos engañen, no contestar que sí ni que no sin haber contado antes hasta cien como hacía el Pato Donald. Vivir es saber estar solo para aprender a estar en compañía. Vivir es explicarse y llorar... y vivir es reirse".
Desde mi armónico jardín aún estoy integrando tan sabia contestación. Mi niño interior se quedó dormido con tan bellas palabras.
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