jueves, 21 de octubre de 2010

Y EL ALMENDRO FLORECIÓ...

Estos días hemos estado todos impactados por el problema de los mineros de Chile. Parece como si nos sintiéramos metidos en aquella oscuridad. Su vuelta a la luz, a la vida nos sobrecogió.

Esto nos hizo recordar algo que leímos hace tiempo. Cuando Jesús murió fue llevado al sepulcro, a la oscuridad y desde allí salió una nueva vida para todos: la vida eterna. La tumba, el lugar de la muerte, se convirtió en el útero de la vida eterna. De la oscuridad salió la luz permanente para el hombre.

Los mineros, a la salida, decían que tras tantos días de oscuridad se habían dado cuenta que sus vidas debían de cambiar en muchas cosas. Nos hace pensar que esto que hemos visto como una gran tragedia, que de hecho lo fue, se puede convertir en el inicio de una fertilidad inimaginable. De alguna manera esta tragedia nos ha hablado de Dios. El espíritu nos habla de muchas formas y algunas son difíciles de captar si no tenemos el oído presto a escuchar.

Terminamos recordando unos versos anónimos que nos gustan mucho.


El hombre instruido le dijo

al almendro:

háblame de Dios

y el almendro floreció…

Huellas

2 comentarios:

  1. Cuando las luces se apagan y parece que nos quedamos solos, cuando nos topamos con un muro que parece infranqueable... regresa otra vez la esperanza

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  2. También en otoño la belleza se manifiesta, no en esplendor, pero sí por ejemplo en serenidad y belleza de colores. Esto me ha inspirado la reflexión de huellas.

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