martes, 13 de enero de 2015

"PELIGRO" QUE YA DETECTÓ EL PADRE CAFFAREL


                             EDITORIAL CARTA FRANCESA 12 DEL 59

Lo que vais a leer es el comienzo de una conferencia hecha el 14 de Noviembre último, en el curso de un gran encuentro anual de responsables de Equipo. Me parece bien dirigir a todos los equipiers esta puesta en guardia.

Cuando un automovilista ve en la carretera un cartel que señala la proximidad de un cruce con el aviso de "peligro", afloja la marcha y aumenta su atención. Yo me pregunto si no debería reproducir un cartel así en la primera página de un folleto destinado a dar a conocer los ENS a quienes se sienten atraídos por ellos.

Pues entrar en los ENS es peligroso.

Cuando aun no teníamos la Carta, los Equipos estaban amenazados por el peligro que acecha a todo Movimiento cuya mística no está apuntalada por obligaciones: los espíritus se calientan al soplo de esta mística, pero la vida continua corrupta. Gracias a la Carta, hoy los Equipos están seriamente apoyados por las obligaciones. Pero atención a este nuevo peligro: vaciar las obligaciones de su espíritu. En efecto, es de temer que la práctica de las obligaciones no sea un fin, un ideal, un techo, y que aparezca a los miembros de los Equipos que la perfección cristiana consiste en respetar las obligaciones de la Carta....

Últimamente he recibido una carta que prueba que este peligro no es ilusorio. Viene de un hogar de gran clase humana y espiritual. He aquí lo que escriben: "Hemos dejado nuestro equipo después de haber formado parte de él durante varios años. Nos ahogamos en él: tenemos la impresión de un mundo encerrado en pequeños problemas, un mundo que no quiere ver las exigencias reales del ideal evangélico. La observancia de la Carta era, en algunas ocasiones, como la pantalla hipócrita que permite estaré satisfecho de sí... y cerrar los ojos y los oídos a todas las cuestiones que plantea la sociedad actual.

En este mismo sentido, más de una vez me han llegado críticas de algún equipo: se le reprocha de ser cerrado, de constituir "el clan de los justos", la "secta de los puros".

Se de sobra que la mayoría de los equipos no merecen estos reproches. Lo cual no impide que no pueda hacerme la angustiante pregunta: ¿nuestros equipos quieren formar cristianos o producir fariseos?

Impresionado por este peligro, os confieso que a veces cuestiono nuestra concepción del Movimiento. Me pregunto entonces si no hubiera sido mejor dejar a nuestros 6000 hogares sin "Movimiento". Puede que conocieran más desfallecimientos, pero sin duda serian más humildes. Otras veces me digo que deberíamos contentarnos con una mística exigente -sin obligaciones prácticas- a la que es posible aproximarse pero que no se puede realizar perfectamente. La ventaja seria la de mantener una bienhechora inquietud, una saludable tensión. O incluso pienso que los matrimonios debían estar solo unos años en los Equipos. Se despertaría en ellos el deseo de una vida más cristiana, se les ofrecerían las grandes orientaciones para santificarse en el matrimonio y en la vida laical, y luego se disolvería el equipo. ¿Permanecer toda su vida en el noviciado?

Pero verdaderamente, no creo que la solución sea buscar en las innovaciones: el antídoto al peligro se encuentra en la misma Carta. Está en la primera parte, titulada: ¿Por qué los Equipos de Nuestra Señora? Primera parte, que es la menos original, pero la más importante.

La menos original. Felizmente, diría yo, pues seria peligroso tender a la originalidad en este dominio. Toda la ambición de esta parte es la de presentar brevemente la vida cristiana, tal y como se impone a todos los cristianos casados. Cualquier movimiento de hogares podría adherirse sin problemas a este condensado de la espiritualidad del cristiano casado.

Y por consiguiente, esta primera parte es con mucho la más importante. Gracias a ella las obligaciones que la siguen están orientadas; se evita así tomarlas por un fin. Se quedan en lo que son, medios. El fin es la vida cristiana en su plenitud, tal y como la define la primera página de la Carta: "Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto".

                                                                                                                                             Henri Caffarel

3 comentarios:

  1. Hay que trabajar esta posibilidad ya que los puntos de esfuerzo -antes llamadas obligaciones- son medios que nos ayudan a vivir como cristianos, y por tanto nunca pueden apartarnos de la humildad de saber que aunque cumplamos esos medios somos pecadores, metemos la pato y no somos los puros ni los destacados. Reconocer que intentamos dejar un gesto de sonrisa allí por donde vamos es lo más importante. Las normas, vale, pero nos normas que encauzan pero que no tienen valor si no van acompañadas de corazón. Setarcos

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  2. Desde el año 59 han transcurrido muchos años... pero parece, gracias a la intuición de nuestro fundador el P. Caffarel, que está escrita precisamente para los tiempos actuales y nos parece reconocer en ella la problemática actual de muchos de nuestros equipos.

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  3. Es una llamada de atención muy seria. Ya lo hemos visto en la Iglesia en general, como a veces parece más importante la norma que la actitud. La norma es una ayuda, una orientación, pero la actitud es buscar la perfección a través del amor y eso es lo importante. No nos perdamos en trivialidades.

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