Hoy, 28 de febrero, a las 20 horas, se hace efectiva la renuncia de Benedicto XVI. Después de anunciar –enorme sorpresa- el lunes 11 de febrero, esta renuncia, a día y hora determinado, se han sucedido las opiniones y las valoraciones sobre la oportunidad de dicha renuncia y sobre las verdaderas causas de la misma. Nosotros, el día martes 12 de febrero, en este mismo medio dimos nuestro parecer, aún sin conocer ninguna otra opinión. Lo titulamos “Más humano”. La mayor parte de las opiniones públicas han valorado muy positivamente la valentía de este papa quien ha renunciado porque “ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”. Qué humildad, qué valentía, qué inteligencia, qué amor.
Hoy queremos destacar este momento por un doble motivo.
En primer lugar por su valor histórico. Sin duda, es histórico que el papa renuncie antes de morir. Ahí va a estar y el nuevo papa, sin duda, tendrá con él una relación muy especial.
En segundo lugar por lo que va a hacer a partir de ahora. Él mismo lo ha dicho: dedicarme a la plegaria. Va a estar, todo el tiempo, en contacto especial con Jesús. Se va a dedicar, esencialmente, a la oración. Es verdad que a sus años y con sus limitaciones parece hasta razonable esa dedicación. Pero, Benedicto XVI es un hombre de fe. Y de fe desde la razón. Por eso, además, lo destacamos. Porque fe y razón van de la mano. Y ahí, en la oración, es donde va a emplear el resto de su tiempo. Hermoso, sin duda. Ejemplar para todos. Y por eso lo queremos destacar. Como homenaje a este hombre que tanto bien ha hecho a la Iglesia. Ahora va a rezar más por todos.
H y MN
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