Acabamos
de vivir el nacimiento de Jesús y la forma en que nos lo cuentan es tan
sencilla que casi asusta. Ver a Jesús,
que es Dios, naciendo en un pesebre, hijo de padres pobres, en un establo… Es
posible que no todo fuera así, pero la forma de contarlo nos está diciendo que
Jesús y su familia vivían de otra manera. Es una forma sencilla de vivir.
Vamos a
entrar en un año nuevo y sería bueno que nos preguntáramos si nos hemos puesto
una regla de vida que nos ayude a ser más sencillos. No debemos estar tan
seguros de nosotros mismos, con nuestras prepotencias y nuestra forma orgullosa
de vivir.
Por eso en
el nuevo año no hemos de tener nostalgia del anterior, sino esperanza en que
vamos a mejorar, a ser más sencillos y más misericordiosos.
Creemos
que esa fe sencilla es la que espera Dios de nosotros, la fe de los que no
están quizá demasiado preparados pero siempre saben hablar con Dios cuando
sienten que es necesario para ellos. Y no olvidemos que Dios está en los otros,
así que veámoslo ahí.
Un abrazo
y Feliz Año Nuevo
Huellas
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