Abrazar no es fácil. Pudiera parecerlo, pero no lo es.
Supone salir de ti mismo. Supone estar dispuesto a ir al encuentro de otra
persona. Hay una cierta desnudez en el abrazo, un reconocer una necesidad de
afecto, de ternura. Pero sobre todo hay una grandeza: tú y yo somos uno,
aunque seamos distintos, somos olas del mismo mar.
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